domingo, septiembre 14, 2003

Pronóstico del tiempo:Caos y depresión para los próximos días

El blog de Leticia Cortés es el siguiente: La creación. La considero una persona con madera y espíritu literario. Esperemos su decantación y ser de los privilegiados en mirarla. Como toda bienvenida es bochornosa, procuraré guardar silencio y simplemente comenzar a leerla.
Por otra parte paso también la página web de mi editorial (Paraíso Perdido) donde entre otras cosas se pueden leer algunos números anteriores de la revista que editamos por aca llamada La Voz de la Esfinge. Como mis conocimientos de programación son de párvulos pues no tengo mensajes para postear porque no se como ligarlos, así que para cualquier comentario o contacto esta mi correo: antonio_marts@paraisoperdido.ws
Sé que este apunte esta fatal y caótico. Así ha estado mi vida desde el jueves pasado, fatal, caótica y llena de Depeche Mode, Dead Can Dance, London After Midnight, Santa Sabina, La Barranca, Pearl Jam, Bauhaus, Pink Floyd, alcohol, poesía y escritura... escribir y escribir sin saber a ciencia cierta si algo de eso vale la pena.
Ayer vino Nadia Contreras, nos vimos en el parque José Rolón, en un café muy agradable casi frente al templo del Carmen. Mesas con sombrillas a media calle atestadas de parroquianos, todos ellos familiares de las frecuentes bodas que hay en el templo. Por momentos aquel café parecía estar dentro de cualquier película italiana. En plena calle y lleno de señoras gordas y gritonas, algunas guapas chicas, pocos jóvenes, niños, los infaltables abuelos y los señores de traje. Un buen rato nos acompañó Jorge Orendáin. Por la tarde fuímos al bosque de los Colomos que Nadia y Jaime no conocían. Amo caminar en Los Colomos. Es como salir de esta ciudad y entrar en otra dimensión.
Hice un experimento con Esquilo, tomé algunos de los diálogos de Casandra de su Orestiada y los junté dando forma a un poema que suena clásico pero que me parece muy contemporáneo. Lo transcribo enseguida. Me atrae el tema de Casandra como pretexto para buscar una poética. Me extenderé después al respecto.

Diálogo de Casandra

¡Oh deidades...! ¿Qué se incuba allá al fin? ¿Qué enorme dolor?
Un mal sin medida se prepara en este palacio:
insoportable para los que aman, sin remedio ninguno...
¡Ay el que pudiera remediarlo está muy lejos!
¡Ay infeliz...! ¿Eso pues consumas?
Ya bañas al esposo que comparte tu lecho...
¿cómo decir el fin?...
¡Veloz vendrá! ¡En orgasmo de odio, dos manos
una en pos de otra se extienden!
¡Espanto, espanto...! ¿Qué es eso que se muestra?
¿Es una red traída del averno?...
¡No, no: es el manto que le cubría en el lecho,
hoy trocado en cómplice del crimen...!
¡Qué la pandilla que esta raza obsede alce en conjuro de alaridos
su himno de triunfo ante el abominable crimen
¡Ah, ah... mira, mira.... Aparta la vaca del toro...
Al toro negricorne en la red de un velo lo ha cautivado...
ya lo arroja en la tina rebosante, después de haberle herido...!
¡Ya esta: tal es el presagio de la engañosa tina ensangrentada!
¡Ya te lo digo, al fin!
¡Ay, ay, mísera; qué son mis desventuras...!
¿Ya mi propia desdicha voy a escanciar en la funesta copa de mi canto...?
¿A dónde me has llevado cuándo acá me trajiste?
¡A una infeliz a que muriera...! ¿si no, a qué?
Ay, ay... con un melodioso ruiseñor me mides...
pero él tiene sus alas que los dioses le dieron...
llora y es su vida por igual dulce.
Y a mí se me reserva la daga de dos filos.
¡Ay, Bodas, bodas... bodas perniciosas a los que lo aman,
del infausto Paris...! ¡Ay Escamandro que mi patria bebe...!
¡en otro tiempo junto a tus riberas, desdichada de mi,
fue nutrida y crecía mi cuerpo...! ¿Ahora...
ahora...? ¡Marcho hacia el Cocito,
me habrán de oir las riberas del Aqueronte...
allá iré a proferir mis vaticinios.
¡Ay, infortunios, ay, de mi ciudad totalmente destruida!
¿De algo sirvió la multitud de víctimas, que mi padre ofrecía,
de sus campos la flor de su grey?
¡Todo fue inútil a salvar los muros!
¡La ciudad de Priamo es polvo bajo el peso del destino...
y yo, aunque ardo de divino fuego, muy pronto, ay si,
muy pronto caeré rendida sobre el polvo...