Mapas Interiores VII
VII
Al olor a jazmín en una noche húmeda
Alto
en la oscuridad de la calle
dos veces antes de la caída de la madrugada
la sombra clara, la pared
desnuda
donde recargaste los pensamientos
muro de lamentaciones
mientras el mundo se transforma
sin detener su avance:
te ignora
como siempre
Alto
un letrero colgado en esa esquina
detiene tu andar de por sí ya detenido
Recargas tus manos en el muro blanco y te lamentas
Ayer mataste o te asesinaron
Acaso esa luz fue un auto
Acaso esta sangre es la tuya
Habitabas una calle desnuda
desierto donde nadie agitaba
una pelota.
Tus vecinos fueron niñas
que nunca saludabas. Después
crecieron y fingieron ignorarte
La calle
tú de espaldas conta el muro
fue abierta en dos
se conviritó en río de asfalto
y los campos de tus sueños son ahora
el más grande estacionamiento de la ciudad entera
El muro
se mantiene en pie
de lamentaciones
se derrumba la ciudad
y las aves han olvidado su concierto
y en las jacarandas hay una parvada de pericos
que a la vez nadie entiende ni soporta
Esperar sin esperanza, contradictoriamente
Esperar
En el fondo estas palabras son
el más frágil cristal
Cuando llegué pretendí
amordazar mi lengua
lo poco que mi boca
mineral y primitiva hablaba y desde esta
posición, faro mirador,
gritar con el tezón de quien avanza
la montaña cuesta arriba
En esta calle enfrento mi demonio
más temible. Un espejo provoca
un vuelco al corazón de la memoria
y en ese vuelco, Quisiera
tener tu nombre en mi mano
tu aroma en las líneas de mi mano
Alto
Todo había caído
pero de nuevo el muro blanco
de lamentos
La canción de fondo
que muere al compás
de una irresoluble melodía
La errancia:
hay tantos países interiores como escalones cuesta arriba
Alto
En el muro se proyecta la imagen
de la mesa donde escribo
Se han ido
el lenguaje
el código, la enfermedad
la voz derrumbada
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