viernes, mayo 21, 2004

La Pocilga Beat (parte II... Maten a Beat...)

El za za za mezclado con Acid Cabaret
o un nuevo soundtrack
para el Santo y Blue Demon
contra los monstruos


Perdidos en el periférico
o de como el estudiar marketing
llevó a la Niña Honguito
a la creación de un martini
en cantidades industriales

Massive Atack sonaba en las bocinas del auto. Eran las cuatro de la madrugada cuando conducía mi auto a lo largo de una solitaria avenida Patria rumbo al departamento de Lu. Recuerdo que iba hipnotizado por las líneas blancas del pavimento tratando de no zigzaguear por el camino. Que mi mente viajaba hacia las pasadas horas, al mismo auto, escuchando el mismo disco, con Lu también a mi lado pero no en avenida Patria sino sobre el periférico, tratando de interpretar de manera correcta las indicaciones de un borroso mapa, con la finalidad de llegar a la fiesta electrónica de la Niña Honguito.Tomamos el Periférico en Mariano Otero, de inmediato cargué el auto al carril derecho para irnos lentamente tratando de ubicar alguno de los edificios bocetados en el mapa. No hubo éxito. Llegamos hasta el puente de avenida Guadalupe y entonces supimos que nos habíamos pasado. Regresamos. Y ahí vamos de nuevo rumbo a Mariano Otero pero ahora por el otro carril. Y entonces, de reojo, apenas una fracción de segundos, me pareció ubicar uno de los puntos de referencia, el pie a fondo en el freno, amarre, y la pobre de Lu que si no fuera por el cinturón hubiera salido por el parabrisas. Unos metros en reversa y meternos a la boca del lobo, una calle oscura de una colonia desconocida. La misión encontrar una calle con el extraño nombre de "Tuya". No me extenderé en las idas y venidas que tuvimos que dar, al final logramos llegar a la fiesta. Lu había comprado un six en el camino, así que antes de cruzar el umbral rumbo a la fiesta electrónica nos despachamos las primeras latas de muchas más que se cruzarían en nuestro camino.
     La Niña Honguito se encontraba al final de un larga terraza atestada de veintiañeros fashion. Sus primeras palabras después de los abrazos fueron que ya estaba ebria pero feliz. Un DJ, muy bueno por cierto, cuyo nombre he olvidado, ambientaba el lugar, algunos de los amigos que la cumpleañera nos había presentado el día anterior se acercaron a nosotros para comentar que la fiesta del Ray les había encantado. Ahh es que esas son fiestas. Y entonces sucedió. La Niña Honguito con un par de vasos de plástico rebozantes de un líquido rojo y espumeante. Tomen para que se pongan a tono. La bebida estaba fría y dulce. De inmediato identique el vodka inconfundible y un extraño sabor a Kool Aid. Días después Honguito me aclararía la receta: vodka, ron, vino tinto, principalmente lo demás, lo he olvidado. Lo curioso de esta bebida es que se había preparado en cantidades industriales. Un par de garrafones de veinte litros guardaban aquel preciado martini. Nos quedamos poco tiempo. La fiesta de Aldo esperaba, además de varios amigos ansiosos por entrar ya que los boletos los tenía Lu.
     La casa de Aldo esta en Zapopan, en el fraccionamiento Altamira. Meses atrás habíamos ido a su casa a echarnos un palomazo. En aquella ocasión ibamos el Comandante Jiménez, Lili (que ya sabemos es su esposa), Inés, Lunorman y Laura Covarrubias. Recuerdo que a cada uno de los presentes le tocó cantar, mejor dicho berrear algún cover. "Entre dos tierras" de los Héroes del Silencio fue la canción que terminé convirtiendo en una sonora mierda. La cantada no es lo mio. Pues he ahí la Pocilga Beat. Ingresar fue fácil, y para nuestra sorpresa no había la inmensa cola esperando la llegada de los boletos. Ingresabamos a una terraza de medianas proporciones con bastante gente a esa hora, poco más de medianoche. En la pared se proyectaban fotografías e imágenes de Aldo y sus amigos en diferentes ciudades del mundo. Favor de recordar esta pantalla es importante. Para sorpresa nos topamos con todo el honorable equipo de El Cuadrilatero, el taller del pintor Carlos Maldonado. Por supuesto Carlos, Adrián, Carlos pepón, el agregado cultural, es decir El Pollo (Antonio Gallo) y la ausencia de Ray, por motivos de salud. Minutos después una vibración en el celular de Lu nos avisaría de la llegada del Comandante Jiménez, Lili y anexos. Los anexos por supuesto eran los amigos rockers del Comandante con quienes habían ido al concierto del recuerdo: Cuca en la concha acústica.
La música en ese momento de lo mejor, un poco del acid cabaret de Shock Bukara, Sussie Quatro, Fat Naked Lady... y entonces comenzó a escucharse el inconfundible za za za... mezclándose con los beats electronicosos. No paso del za za za, afortunadamente pero fue una mezcla verdaderamente extraña y divertida. Y entonces comenzó la película. Narim Narim Narim... El santo, Blue Demon contra los monstruos. El mero surrealismo. Za za za. Nopal Beat. El auto deportivo de El Santo, el azul de Blue Demon, Drácula, Frankestein trás ellos. Las chicas guapas de la película. Algunos afortunados que al entrar recibieron de obsequio un luchador. Ya de por si entonado con el Martini industrial, las modelos que caían en mi mano sin saber con certeza de donde. Los cacahuates enchilados. Más cerveza. Barra libre. Tequila y Vodka. ¿Cómo diantes no cai?. Y luego la etapa rock. Ingrata de café Tacuba, el slam, Maldonado, Lu, el Comandante, guerra sin cuartel todos contra todos. Un cuadrilatero. Pero todo debe terminar. Adios al santo. Comenzó a proyectarse en la pared Trainspotting. La fiesta inció sus estertores finales. La gente saliendo. Hasta que alrededor de las 4 concluyó.
     Por eso ahora voy por Avenida Patria, rumbo a Cruz del sur, para llevar a Lu a su casa. Por eso llegaremos y me invitará a bajar. Y nos sentaremos en su sala. Y sacará la pipa. Y fumaremos de ese tábaco mágico que guarda. Y de pronto las palabras se perderan en un fade out misterioso que además se robará la luz. Y cuando los abro son las nueve de la mañana del día siguiente y sigo sentado en la sala...