domingo, mayo 09, 2004

Una nota sobre la charla del sábado

En el ex-convento De izquierda a derecha: Antonio Marts, Jorge Orendain, José Antonio Neri, Karla Sandomingo y Efraín Amador
Analizan el arte de ser escritor
Por Gustavo Aréchiga
Grupo Reforma

Guadalajara, México (9 mayo 2004).- No todos los que asisten a un taller literario en Guadalajara, o los que pueblan las aulas académicas, llegarán a ser prolíficos escritores. La literatura, no obstante, ni es una labor de genios, de la élite intelectual, sino un oficio humano, como el de un burócrata o un panadero.

Estas fueron las reflexiones generales entre Antonio Marts, Jorge Orendáin, Karla Sandomingo y Efraín Amador, quienes asistieron al cierre de actividades del Primer Congreso de Estudiantes de Letras Hispánicas de la UdeG, ayer en el Ex Convento del Carmen.

Tres ejes fueron las líneas que siguió la charla: el análisis de la condición del escritor, en tanto mito o realidad; la situación actual de los talleres literarios en la ciudad, y el vértigo por publicar de los que se inician en las letras.

Orendáin comenzó por definir a los verdaderos aprendices de la literatura: quienes no creen que por el simple hecho de que leen mucho ya saben escribir.

El escritor agregó que la enseñanza de las letras debe romper con limitantes autoimpuestas y que el éxito o fracaso de un taller no se mide por la cantidad de libros publicados, los premios, el sueldo del que lo dirige o la institución que lo cobija.

Marts, director de la editorial Paraíso Perdido, trajo a colación las reflexiones de Ricardo Garibay, las cuales dictan que el escritor debe adoptar dos posturas: la de la soberbia frente al mundo, valorando su creación, y la de la "terrible humildad", cuando trabaja frente a la página -pantalla- en blanco, asumiendo que no sabe nada y que no va a descubrir el hilo negro de nada.

En el Primer Congreso de Estudiantes de Letras Hispánicas participaron ponentes de la Universidad Iberoamericana, la UNAM, la Universidad Autónoma de México, la Autónoma de Aguascalientes y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; del ámbito local figuraron Carmen Villoro, Luis Vicente de Aguinaga, Fernando Carlos Vevia, Jorge Souza y Ricardo Yáñez.