viernes, junio 11, 2004

"Reducido a polvo" de Luis Vicente de Aguinaga

El libro de Luis Vicente de Aguinaga
Una voz anómala

Hay poetas de voz claridosa, otros de versos barrocos y herméticos. Considero que la poesía surge justo en el medio, en el equilibrio, cuando el mensaje no se pierde en medio de los juegos de palabras y los giros del lenguaje. Luis Vicente de Aguinaga, poeta ganador de la última emisión del premio Aguascalientes de poesía, es uno de los que a mi ver consigue esto último.
     A Luis Vicente comencé a leerlo a partir del libro que le publicó el Fondo Editorial Tierra Adentro en 1994, Piedras hundidas en la piedra. Justo hoy, después de una travesía que incluye los libros El agua circular, el fuego (UNAM, 1995), La Cercanía (Filodecaballos, 2000) Cien tus ojos (Universidad de Guadalajara / Ediciones sin nombre, 2003) y ahora Reducido a Polvo (Joaquín Mortiz, 2004) reflexiono sobre el viaje poético de este poeta. Su voz me parece anómala en el diverso campo de la poesía mexicana. Voz erudita, con el bagaje de un buen número de lecturas y reflexión al respecto de las mismas en su haber, que sin embargo no pierde la pista al despegar en busca de horizontes menos firmes y seguros. No obstante, lo especial de su talento no radica aquí, sino en la capacidad y aguzado oído para romper en el momento preciso los versos que va creando. Gracias a esta violencia lingüística, que reconfigura los poemas brindándonos una nueva y enriquecida lectura, el poeta nos traslada a su particular visión de la vida. Esta manera de decir y nombrar los hechos cotidianos y que ha venido decantando a través de sus libros es lo que llamo voz anómala.
     En el discurso de Luis Vicente encontramos las cosas cotidianas: la calle, una puerta, una ventana, abrazadas de manera magistral con un fuerte sentido mineral: la piedra, el polvo, las cenizas, la luz. El papel es el alambique donde el alquimista no es del todo el poeta sino el otro que habita cada respiración, el otro que de manera constante lo encontramos entre líneas. Reducido a polvo no es un libro fácil, tampoco pretencioso, nos toma de la mano y nos pasea por los senderos donde las palabras adquieren importancia y se imponen sobre lo que en apariencia es trivial revistiendo del toque primordial de un más allá latente a los hechos cotidianos.
     En estos poemas, la más reciente entrega de la poesía de Luis Vicente de Aguinaga, no encontramos gritos ni desmesura, mas bien reposo, contemplación, pero hasta el reposo es mera apariencia, en el interior de cada poema encontramos una energía latente en espera del punto final para explotar.
     Dividido en siete apartados, este libro de 108 páginas, fue elegido por Juan Domingo Argüelles, Myriam Moscona y Víctor Sandoval, como el merecedor del premio de poesía más importante de México. Editado de manera sencilla pero agradable y de fácil lectura, Reducido a Polvo es un libro que atestigua el trabajo en crecimiento de uno de los poetas que en los próximos años tendrá un espacio importante en el panorama de nuestras letras.

Reducido a PolvoLuis Vicente de Aguinaga
Joaquín Mortiz
México, 2004
108 páginas

Este texto se publicará en la revista Sonorense "Amarras" editada por Alejandra Olay y el poeta Ricardo Solis.