viernes, septiembre 19, 2003

Una vez más: Santa Sabina en lo profundo de la sangre

En lo profundo de la piel
El hard Rock lucí­a colmado de feligreses. Regocijados con el previo de Siglos pasados. Motivados por la música de saltarellos y acordes góticos uno recuerda entonces a Dead can dance. No porque Siglos sea una copia. De hecho todos abrevan de la misma fuente: el pasado. La inquietud comenzo a apoderarse de la sala. En el escenario dibujaban una espiral con veladoras y nardos, pero en las bocinas se escuchaba a Lisa Loeb, Susan Vega y similares. Después de ese tiempo ensanchado de la espera se apagaron las luces aparecieron: Poncho en el bajo, Otaola, los demás... y Rita, con un vestido corto negro y una blusa del mismo color. Pelo corto. Y a su alrededor una especie de espiral roja. La espiral desaparece tras la primera pieza (Sin aliento). Escuchamos todo el disco. Cada rola con arreglos que la hacen sonar distinta. Reina un silencio de encantamiento. De admiración y sorpresa. Algunas canciones son cantadas. Otras son nuevas aun para muchos. La interpretacion de "En llamas" es magistral. Cada golpe de la baterí­a es un movimiento corporal ensayado de todos los músicos. Impresionante. Terminado el disco se retiran. Oscuridad. Apenas cuarenta minutos. Se pide su regreso. El cual por supuesto se da por descontado. Y Regresan. Con el viaje a los discos anteriores. Ahora si el bullicio es general . Todos conocemos las letras y brincamos, aplaudimos, sudamos. Es la reconciliación con la santa negra. Se despiden. Se van. Pero el público los hace volver. Varias veces intentan retirarse mas son queridos. Y requeridos. Azul casi morado. Y yo afuera. Tuve que salir por mi auto para que no lo dejaran encerrado en el estacionamiento. La maldicion dicta que no he podido quedarme hasta el final en ningún concierto de la Sabina. Romper el hechizo al siguiente. Si es que lo hay.