sábado, abril 03, 2004

En busca del tiempo perdido (y de la idea)

La historia es buscar quien nos brinde un poco de comprensión y cariño. La compañía. Algo más que alguien a nuestro lado. La posibilidad de encontrar la tranquilidad uno solo. Y sin embargo la carencia. O son acaso etapas. Buscar al similar o al contrario. El complemento o la disyuntiva. Las imágenes una tras otra en el cinescopio. La duda universal. La búsqueda universal. Contrarios buscando su propio camino. La disipación de la duda. Un abrazo. Una caricia. Comprensión dentro de este mundo caótico y frío. Qué hacen los solitarios para sobrevivir. Seguir adelante. Volver atrás. Andar de aquí para allá como si nada realmente importara. Finalmente todo importa. Entre estos pensamientos acercarme al guardarropa, a la parte superior, a la carpeta con fotografías. Fechas. ¿Cuánto hace? Ocho años. Seres queridos. Personas alguna vez importantes. Sus retratos. Sólo eso. Cenizas de luz. Contemplarlas por largo rato. Ya no existe más. Esos instantes capturados. Magia pura. No se roban el alma de los que aparecen ahí, se quedan con el alma de quién las contempla. De todo lo vivido, pensar que no quedará nada excepto esos instantes, tal vez algún escrito, quizá nada.