miércoles, junio 30, 2004

textos contenidos en las novedades de la Editorial

A petición de Humphrey bloggart este post esta dedicado a los nuevos autores de Paraíso Perdido. Podrán leer textos incluidos en sus respectivos libros así como conocer las portadas de los mismos, las cuales fueron ilustradas con obra de pintores que residen en esta ciudad (Guanatos). Por supuesto, en el caso de los poemas ya saben que el blog no respeta los espacios de silencio, ni indentaciones, ni sangrías. Ojalá los disfruten, y sobre todo los comenten. Si alguno de mis estimados lectores tiene interes en adquirir alguno (o todos) pues mándenme un correo electrónico, el link esta del lado derecho. Los libros tienen un costo de $ 50.00 pesos.

De La consigna y el milagro

La consigna y el milagro
autor Julio César Aguilar
Ilustración de la portada: José Galindo


Elegía de la pierna

A la sombra de su estatura
bendice tú la harina de su hueso, ceniza caminante
en triste enflaquecido músculo
y piel de nardo.
Para que vuele, para que
no se incendie, sacúdele
la rabia que la aniquila.
Que en un grito alarido enorme resucite
y si no, luego entonces
nuevamente crucifícala.

Ha callado tanto tan silenciosamente
que ya no escucha, que no obedece más
los desvaríos de aquél que habla,
del que empinó en su copa
toda la embriaguez del infortunio
escondiéndose pronto luego en su corazón
que sabe sólo dar
caídas de ciego.


Huésped de la alegría

Cuando nací
conmigo nacieron la noche y el mundo
y sus constelaciones.

Abrí la mirada como quien abre
y descubre la puerta de las maravillas:
añoranzas tantas descubrí
que mi olvido sabía
porque antes de nacer yo ya era
el polen de mi origen, la simiente
aguardando el agricultor saludo de un dios.
Pero en el naciente año, por su ventana,
pronto una muy desdicha
vestida con garfios rigores de la enfermedad, leona
más que perra afilando sus garras en actitud de acecho,
me visitaba.
Al final, fui su presa...
Y cuando la discordia con silencioso estruendo
gritando me hería
era mi voz un deshojar de palomas.

(Habitante del miedo, terriblemente gozoso
me revolcaba en inmundo estiércol.)

Cerré la mirada entonces
que años antes había abierto
y fue así que en mis ojos, en esos ríos
de tinieblas y llanto
un triste niño por mí se ocultaba.

Sí. Excepto lo que no recuerdo
lo que digo todo es verdad.

Hoy el niño que fui yo
no tiene tatuada ya la memoria: es
como si dijera: “no soy más
el dador de los poemas tristes,
ya esos no me pertenecen, desconozco
su negra túnica, su esquelético rostro de angustia;
no corro y tropiezo ya al escuchar
su lamentable palabra adolorida”.

Pero a fuerza del tanto llanto
—sin embargo—
soy ahora el huésped de la alegría.

A la vida nací, descendiente
de los atardeceres y de la nueva luz.
Y por mi sangre desde entonces palpita
el corazón de Dios
que es el de todos los hombres.

Naciblemente vivo
nazco porque en cada segundo
se nace o se muere según la elección
del que, aun sin saberlo,
elige su porción alegre de luz o la pálida
estancia
en la niebla.


De Muertos sin saberlo

Muertos sin saberlo
autora Elizabeth Vivero
Ilustración de la portada: Iván Villaseñor


Derrota

Mi nombre es Gabriel y he sido derrotado por el demonio. Luché contra él y no pude vencerlo. Se apoderó de mí despierto. Y todo por invitarlo una noche a alojarse en mi casa. Nunca pensé que tomaría en serio mis palabras, pero lo hizo y aquí estoy, poseído por un ser que se niega salir de mí, que se ha adueñado de mi vida y de mi alma.
     Grabación efectuada el cinco de abril del año en curso. El paciente presenta un cuadro de esquizofrenia paranoide aguda. Culpa al diablo de todos sus males y lo responsabiliza de los actos. Se continúa con el tratamiento con base en antidepresivos y terapias grupales. Hasta la fecha, el paciente no demuestra interés alguno ni en las sesiones ni en las actividades en las que se le obliga a participar.
     Todo comenzó esa noche. Yo estaba solo y sentí que alguien me observaba. No era la primera vez que me daba cuenta de que alguien o algo me espiaba, pero en esa ocasión la sensación fue aún más intensa, como si se propusieran hacerme notar su presencia. Para olvidarme de eso, encendí la televisión a todo volumen y el radio. Los vecinos no tardaron en molestarme, tocaron insistemente a la puerta, pues sabían que, como siempre, bajaría el volumen de los aparatos, pero no lo hice. Presentía que de quedarme en silencio, aquel ser saltaría de su escondie y se haría presente. Los vecinos no se cansaron de tocar. Incluso llamaron a una patrulla. Pude ver las luces de las farolas estacionarse frente a mi puerta. Afuera las personas vociferaban y los policías me gritaban que abriera o ellos entrarían a la fuerza. No respondí. Al contrario, conecté la licuadora para dejar de oírlos. Los ojos me seguían, vigilaban cada uno de mis movimientos. El ambiente se volvía insoportable: cómo hacerles entender que me perseguían en mi propia casa. Los policías comenzaron a golpear la puerta para derribarla. Y fue, precisamente segundos antes de que entraran, que le grité a ese demonio que estaba bien, que lo aceptaba, que si deseaba quedarse lo hiciera, ya estaba harto de ocultarme de él. Los agentes entraron y junto con ellos el mal que se instaló en mi cuerpo.
     Extracto de la grabación realizada el primero de diciembre del año pasado, fecha de ingreso del paciente. En esa ocasión trató de convencer a los médicos que un exorcismo sería su cura. Creía, y cree, que la espuma que arroja de vez en cuando de su boca es producto de fuerzas malignas, así como sus convulsiones y el movimiento de objetos que se han presentado estando él bajo tensión.
     Fui elegido. Él me lo dijo. Sólo le faltaba la invitación que abiertamente le hice. La primera, fue cuando jugué a invocarlo, desde ahí decidió tomarme la palabra, pues siempre busca la oportunidad de manifestarse. Después seguí ofreciéndole mi alma en las reuniones que tuve con mis primos para las sesiones espiritistas que guiaba una amiga. Nunca creí que en realidad ella pudiera contactarse con los espíritus, pues descubrí que en pleno trance, sus rodillas golpeaban por debajo la mesa y un hilo amarrado a sus pies la hacía tambalear. Estaba equivocado, porque si bien ella no era la indicada, eso no impedía que cualquiera de nosotros fuera la entrada a este plano. Ya de grande me percaté de su presencia, y por más que intenté ignorarlo, finalmente sucumbí a la invocación final. Claro que en ese tiempo pensaba que tal vez sólo eran invenciones mías: el que viera cosas que nadie percibía, el que se movieran objetos y los ataques que me daban, todo era producto de mis desajustes emocionales. Esas fueron las palabras de los doctores. Qué error tan grande cometieron. Por su culpa ese demonio siguió acosándome sin que su alejamiento se llevara a tiempo. Todo fue más fácil para él y esa noche, aprovechándose del hecho de que mi madre había muerto dos días antes, entró a la casa y me presionó hasta que le abrí las compuertas por completo.
     Fragmento de la entrevista con el director de la clínica, el día quince de diciembre del año en curso. El paciente ha permanecido en la institución por poco más de un año y aún no da muestras de mejoría. Continúa con la obsesión de estar poseído. El paciente se encuentra en la etapa de la negación, proceso que resultará difícil de supera. Sin embargo, se seguirá el mismo procedimiento por un par de meses más y se analizará la posibilidad de incrementar las sesiones grupales. Dentro de seis meses se evaluará íntegramente el caso.
     El demonio ha crecido. Conforme pasan los días siento aumentar su poder. Ahora desea proyectarse con mayor fuerza. En pocos días se mostrará tal cual es y entonces nadie ni nada podrá contener su furia. Que se cuiden los médicos, que recen por su vida, porque su odio abarcará al mundo. Yo he sido el elegido, yo seré el instrumento. Y salvo mi cuerpo que lo contiene, no quedará piedra sobre piedra. Ellos no lo saben, pero el fin está cerca.



De Intermedio

Intermedio
autora Edna St. Vincent Millay / versión de Isabel Jazmín Ángeles
Ilustración de la portada: Carlos Maldonado


Sonetos

I

No eres más hermoso que las lilas —no,
ni que la madreselva; no eres más bello
que las blancas y sencillas amapolas —puedo tolerar
tu belleza; aunque me incline ante ti, aunque
de derecha a izquierda, sin saber a dónde ir
voltee mis inquietos ojos, ni aquí ni allá
encontré ningún refugio además de ti, sin embargo juro
que así ha sido con niebla —y con luz de luna también.

Como quien día a día a su poción
de veneno delicado añade una gota más
hasta que pueda beber sin daño la muerte de diez,
así, habituado a la belleza, quien ha bebido
cada hora más intensamente que la anterior,
bebo —y vivo— lo que a muchos hombres ha destruido.


II

El tiempo no trae consuelo; ¡todos han mentido,
quienes dijeron que el tiempo aliviaría mi dolor!
Lo extraño durante el llanto de la lluvia;
lo necesito durante la bajamar;
las antiguas nieves se derriten a cada lado de la montaña,
y las hojas del año pasado humean en cada sendero;
¡pero el amargo amor del año pasado permanece
colmando mi corazón, y perduran mis viejos pensamientos!

Hay cien lugares a donde temo
ir, —¡pues con su recuerdo rebosan!
y entrando con alivio en un lugar tranquilo
donde nunca estuvieron sus pies o brilló su rostro
digo: «¡No hay recuerdo de él aquí!»
¡y así me quedo de pie, herida, recordándolo!


De Sé del silencio

Sé del silencio
autora Ana Claudia Zamudio
Ilustración de la portada: Sandra Carvajal


1

¿Sobre qué piedra se levantará tu historia?
sobre cuál muro
ventana
o techo
en ruinas.

El espectro del tarpán
trota
asciende
entre pendientes de rocas apiladas
y el lamento que va libre
deja su semilla
como humo
baja
y penetra su relincho.

Ahí va el fantasma
cabalgando
su jinete, la edad extinta,
escucho su herradura resbalar sobre las piedras,
ahí
tras los cascotes
miradas se fragmentan
me detienen
silbidos que apenas se perciben
¿bajo qué piedra,
qué galopar remueve el silencio del escombro?


3

En un instante
se nos incendia
el mundo
en las manos
su ceniza
y decimos
silencio
cuando queremos
decir
un bisílabo interrumpido
apenas voz
desata lluvia
la memoria
el rostro en el charco del espejo
no te pertenece
es la mirada del miedo
la que se agolpa
en pupilas
el gesto interrogativo se abre
y no cierra
la noche
golosina
del insomnio
traza la ruta de los días
en las calles del mundo
qué sobrevive
al fuego
en cuál jardín florecerán las huellas
del crepúsculo
mientras
los ojos del que viene
su mirada
blanquecina
nos incendia


De Cuerpo roto

Cuerpo roto
autor José Antonio Neri Tello
Ilustración de la portada: Héctor Javier Ramírez


El transeúnte

Morir es un proceso lento
Por eso me gusta

Miguel Ángel Leos


1

¿Qué vas a hacer?
quédate un poco y sabrás lo que hay en mis huesos de hierba seca
quédate y no creas lo que sale de mi boca
que mi sombra y mi cuerpo en la misma cosa
que no existe tiempo en mis pies descalzos
para separar la sal de mi epidermis
quédate aunque no figures en ningún mundo
ni tenga palabra alguna para nombrarte
¿Has oído lo que cruje entre la hierba
o respirado el oxígeno de las hormigas?
cada átomo tuyo es tierra
yo lo beso y lo respiro
Deja que corra y describa
lo que hay en la tierra
lo que hay en cada geometría
la piedra de aire
que ha sido venerada en tiempos de post-guerra
te he buscado en todos los humos
mujer de cristal
ojo por donde entra la miel a mi casa
mujer solar de la hiedra
que jamás había sentido florecer sus senos
al paso del tacto
cuando las palabras respiran
hemos tejido la hierba

la parte del agua desconocida
me baño y admiro cada molécula formada con el sudor del agua
gota-molécula creciendo en el viento
lluvia iluminada por el vapor del polvo
corramos al huerto a formar una palabra
a formar lluvia que cubra nuestros cuerpos
que la carne es tiempo y es tierra


7

Te he llenado los pulmones de oxígeno
¿Cómo es que te llenas de ausencias?
nos vimos desnudos entre marchitos
sabes todo de mí
escucho el cigarrillo desierto de las tres de la mañana
los pozos verdes en la taza del insomnio
veo el área poligonal de nuestros trazos
y todo me remonta a las ciudades aéreas
donde tejimos el reino sin nombres
que cayeron sin dejar hojas al árbol
barro la hojarasca que cae a diario
describo los átomos que tiene el aire
soy el final de la casa
las muertes vacías
¡Cuerpos limitados al principio del otoño!
¡Muros desechos después de la lluvia!
Soy la ausencia total de ecosistema
me has visto morder la maleza
sembrarla en el jardín
donde tenía cráneos enterrados
y sin embargo
me acariciaste las sienes
cada vez que mi padre me dio polvo
cada vez que polvo salía de sus manos
te llamé muerte
y te he sentido en todos los tranvías
te llamé muerte
y hemos estado unidos en la cárcel de la tarde
te ayuné en las esquinas del mundo
te vi con los ojos de mis manos
te di cuerpo con luz de los arrecifes
¿Quieres que te cuente historia alguna?
¿Que mis manos iluminen el tiempo que hay en tu cuerpo?
¿O cada escalón que tienes en los muslos?
¿O cada boca que tienes en tus senos?
Quédate un poco y sabrás lo que hay en mis huesos
[de hierba seca
Quédate aunque no figures en ningún mundo
y no tenga palabra para nombrarte

martes, junio 29, 2004

Notas a lo largo de una tarde (y parte de la noche)

En ocasiones me gustaría hablar de tantas cosas que si pusiera manos a la obra me sucedería como a Funes, el memorioso, personaje de un genial cuento de Borges, que tiene la capacidad de recordar cada momento de su pasado con exactitud cronométrica con el inconveniente de que recordar sus vivencias le lleva el mismo tiempo que le llevó vivirlas. Confieso pues, carecer de esa capacidad. Así que en vista de ello esta tarde he decidido escribir en párrafos breves y numerados lo que no he podido contar de los más recientes fines de semana, pensamientos, memorias, citas y demás miscelánea mientras sobre el papel de un cuaderno escribo un cuento pendiente y abrevo de la sabiduría de varios libros... por cierto, Sarah Brightman suena en el estereo...

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- I love you, Pumpkin.
- I love you, Honey Bunny.
- Everybody be cool this is a robbery!
- Any of you fuckin' pricks move, and I'll execute every motherfuckin' last one of you.


1
La única actitud auténtica ante el arte es y será siempre una paticipación sentimental y emotiva;aunque, claro esta, todo depende de que mi sentimiento sea acertado o desacertado, y de que mi emoción se justifique o no; hay que lograr ante todo la pureza del sentimiento.
     El primer paso hacia esa pureza consiste en aprender a no quedarnos insensibles ante lo que nos parece obvio. Debemos hacernos sencillos e ingenuos; debemos preguntar consciente y expresamente por cuanto creíamos ya sabido y conocido, cambiar los grandes billetes de la comprensión consagrada por humildes moneditas; sólo así podremos llegar a la esencia de las cosas.
Johannes Pfeiffer, La poesía, brevario no. 41, FCE

2.
De cómo nos corrieron de la casa de Jovito, el de Garigoles
En un principio consideré darle un gran espacio a esta aventura. Al paso de los días se convierte en una anécdota que provoca alguna sonrisa irónica. Sólo diré que aquella noche, no importa realmente cuál, no había plan trazado, situación por demás extraña para todos los miembros de la tribu. Había acompañado al Comandante y a Lili a ver la segunda entrega de Shrek, la cuál tuvo sus detalles bastante divertidos (creo que ya todo mundo la ha visto así que me abstendré de comentar más del filme). Como habíamos ido a los cines de Plaza Pabellón y teníamos como destino final El Cuadrilátero, cuartel general del Carlos Maldonado (cuya verdadera identidad es El Santo) y amigos,así que pasamos a casa de Laura Covarrubias que estaba a medio camino porque había dicho que tenía una posible fiesta y decidimos confirmarlo. Laura, que estaba a punto de meterse a bañar, nos recibió amablemente e invitó una ligera cena. Efectivamente la invitación era de Jovito el de Garigoles, y aunque la reunión había sido una comida aún quedaban cervezas y carne para asar. Dejamos pues a Laura en sus menesteres higiénicos y tomamos rumbo a la confluencia de las avenidas La Paz y Enrique Diaz de León. Ya instalados en El Cuadrilátero no tardaron en llegar el buen Adrian Avilés y el otro Carlos, más tarde Laura. Destapamos un trío de caguamas, despachamos unos doritos tamaño gigante, y escuchamos al buen Charly, a los Petinelis y a los Babasónicos. Laura nos dijo que le latía ir al Américas porque un DJ Turco mezclaría, creo que a nadie le latió la idea. El consenso general ya estaba tomado, a la casa del Garigol mayor.
     Tomamos por Hidalgo, se suponía que El comandante, que venía en mi auto con Lili, nos guiaba, tras de mi auto Laura y Carlos en el Clio plateado de ella y más atrás Carlos y Adrián en la camioneta del primero. Nos metemos al tunel y salimos para tomar hacia el norte por la Calzada. Derecho hasta la fuente olímpica y a la derecha… y a buscar Montes Apeninos, pero antes, buscar a Carlos y a Adrián que se habían perdido. El Clio plateado Norte, el Jetta tinto sur. Los interceptamos cuadras adelante y repuesta la caravana desembocamos al cubil del Jovito.
     Uno sabe donde es bien recibido y donde no. No podría decir que fiesta. Petite comite diría Laura por teléfono al día siguiente. Nada de alcohol. Nos tocó ir por las cervezas. Apresurar el paso para poder llegar al primer oxxo antes de la 1 de la mañana (y faltaban cinco). Seis sixes Seis. Nosotros tan amables y compartidos pensando en todos los demás invitados. Risas y cerveza. La carrilla pasando de amigo en amigo. Laura que desaparece con Jovito. Minutos después el aroma a carne asada. Los gorrones que bajan del departamento al patio donde en una parrilla carbones al rojo vivo hacían que la carne luciera apetitosa. «Coman, coman lo que quieran».
     Y entonces sucedió. El comandante le pregunta al Jovito su opinión sobre un tira publicada en El diablito. El garigol casi escupe el pedazo de carne y la bilis hace presa de su higado. ¿Han escuchado la anécdota de Cristo y el sermón de la montaña?. Pues he aquí el sermón del Jovito. Y el comandante, que por algo es comandante, a punto de desenvainar el arma, pero a duras penas contenido por Lili. No repetiré las enseñanzas de ese discurso claridoso, sólo diré que siendo únicos testigos fuímos iluminados por la sapiencia de tan ilustre personaje. El Comandante, tan oscuro por antonomasia, no resistió tanta luz y decidió fugarse ante el desconsuelo de Lili. Pero era una trampa. La puerta seguía cerrada. Pasaron varios minutos que en la confusión los demás aprovechamos para devorar carne, queso y salchichas hasta que alguno de los invitados se retiro y se abrió la puerta. El comandante, empuñando una tecate, que no su arma como algunos dijeron, escapó hacia la oscuridad de la noche. Lili pedía auxilio, no a gritos destemplados por supuesto, la dignidad y el estilo ante todo, sino con una voz realmente preocupada por la suerte de su consorte. Por mi deber moral con el comandante —me ha sacado de varios líos que quizá alguna vez me anime a contar—, y más que nada por mi amistad con Lili fue que decidí también internarme en la oscuridad de la noche e ir tras el amigo. Y no tanto porque temiera que le pudiera suceder algo, que en peores hemos estado, sino para que volviera por su linda esposa. Regresamos pues. Ahora era Adrián, ese muchacho tan incrédulo e irónico, el que denostaba con sin igual poder demoníaco las alabanzas de Don Jovito. No sé si este fue el punto de quiebra. Si el nivel hormonal llego a su máximo. El buen garigol se levanta como majestuoso rey y parándose frente a nosotros, aún con tacos y tecates en las manos dice (señor no soy digno de reproducir tus palabras, pues hablaste a través de la boca de tu profeta, no me condenes al exilio del infierno si no las cito tal como fueron dichas): «Ya comieron. Ya tomaron. Ahora váyanse». Caras de escepticismo. «Es de neta. Ya váyanse». Silencio. Las llamas crepitando en la parrilla. El comandante que no se la piensa dos veces y se retira. Dudas entre los demás. «De menos permite terminarnos las cervezas ¿no?» No volvería a abrir la boca el profeta. Terminamos pues apresuradamente las cervezas y nos retiramos del cubil. Yo terminaría la noche en casa del comandante. Descorchó un tinto y seguimos compartiendo anécdotas hasta que el frío del alba anunció un próximo amanecer

3.
Un intermedio inesperado
Son las diez de la noche. En este lapso de tiempo he escuchado Counterfeit 2 de Martin Gore y Ok Computer de Radio Head. Pagué también el cable. Compré tinta para la pluma fuente. Un cable para el reproductor de discos compactos. Y lo más importante acompañado de una pintora sensible y frágil que accedió tomar un té en casa, escuchar historias de comidas favoritas y odiadas y revisar los contactos y algunas fotografías de este escribidor. Ahora Yann Tiersen toca sus melodías melancólicas y yo voy hacia el pasado…


4
La máquina del tiempo
Últimos días de Junio de 1998
«Ayer estuve parte de la tarde con Jazmín. Me agrada trabajar con ella. En sus traducciones. A pesar de que a veces nuestros puntos de vista no coinciden. Trabajamos en un poema de Edna St. Vincent Millay titulado Intermedio. De gran profundidad y dolor valiente. Digno de cualquier antología. Esta es la poesía, la escritura femenina que me gusta, la que aporta verdaderamente.

La poesía tiene que ser concisa y profunda. Valerse de cualquier trampa y subterfugio del lenguaje. Juego de espejos que refracten la imagen de manera distinta cada vez aunque semeje ser la misma.
La poesía alimenta al espíritu y lo hace fuerte. Es la fuerza que nos hace enfrentar la vida no como obstáculo sino como dice Murena, como una puerta (ventana, insisto yo)
Y sí, ahí del otro lado está el paraíso…»

5
«Sufro, sufro, sufro…» pero también quiero ser estrella de rock o de menos DJ
Parte II
Lo que sucedió el sábado
Dudo de cómo iniciar esto. Ha pasado más de una semana desde entonces. La memoria por supuesto no sigue igual de fresca y en ese lapso de tiempo han pasado muchas más cosas que han venido a ocupar el espacio destinado originalmente a estos recuerdos. Sé que por la mañana estuve en el tianguis cultural con Claudia Barreda y Lizzi Zamudio vendiendo libros. Que antes de las cuatro recibí la llamada de BEF para encontrarnos. Le dije que en el café de la librería del Fondo estaría bien y que de ahí nos moveríamos para comer en algún otro sitio. Claudia y Lizzi que iban a Chapultepec me acompañaron al fondo. BEF me impresionó, no era para menos con esas credenciales: diseñador gráfico, monero y narrador destacado. Me mostró los adelantos de lo que será Pulpo Comics una super antología de comiqueros mexicanos de ficción. Se editará con apoyo del FONCA y tendrá una calidad tal que no le pedirá nada a la revista Heavy Metal, por citar un ejemplo. Le regalé libros de la editorial y confiamos en seguir en contacto. Por cierto BEF es hermano del vocalista de Mamapulpo. Lo más chido: que invitó la comida en el Mondo Café. Nos despedimos. Caminé por Chapultepec rumbo al Fondo de Cultura. En el aire se escuchaba ya un Blues que arrancaba movimientos ritmicos en las manos. Ni señales de Claudia ni de Lizzi. Caminar. Lulú Sánchez a lo lejos y junto a ella Brita. Saludar. Brita me dice que Trilce y otras amigas de Radio U de G están en el café Azteca. Departir un rato. Dar el rol. Saludar a Cristal Esquivel antigua compañera de aventuras hoy inseparable de su novio que por sus gestos parecería que no nos quiere. Seguir paseando, escuchar a Grand Mama. La banda se prende. Decidir retornar a Chapultepec para el show de San Pascualito. Los mismos de ayer. La vampiro con lindo escote. Enrique Blanc y por lo que leí después varios amigos bloggers. Bien el sonido. Bien la banda. Enamorado. El comandante Jiménez me llama para saber donde estoy. Le digo que en Chapultepec. Queda en caerle. Yo recuerdo que deje las ventanas de casa abiertas y la tormenta que amenza me lleva a dejar la fiesta de la música por minutos. Llegó a casa y cierro la ventana, estoy a punto de partir cuando recibo una nueva llamada del comandante que me pide que le haga el paro con su caricatura para el occidental. Necesita el escanner y el internet. Le cae a casa. Caguama incluida. Le hablamos a Lu. No tiene muchas ganas de salir de su casa pero acepta. Nos veremos en puerta 22. Terminado el alcohol y enviada la caricatura nos dirigimos a puerta 22. Brita nunca llegó, ni Trilce, supe después que tuvo que desertar por problemas de salud. Las que si llegaron fueron Claudia y Lizzi. De nuevo la linda vampirito, Enrique Blanc. Y Maldonado, Ray, Lu, Laura… El sonido horrible. Y sin embargo alcanzaron a prender. Buen concierto. Los nuevos gruppies de San Pascualito. Regresar a Chapultepec. La electrónica es lo único que suena. Que a Rada id le quitaron la energía electrica. Saludar a mis primos. Encontrar a Pedro viejo compañero de la escuela ahora en María con Tenis, a Moy de Aves a veces, al buen Aldo de Pocilgabeat, y a Vero Sainz la estilista de las estrellas que me dio medio vaso con vino tinto. Bailar hasta las tres de la mañana con un DJ francés que en su club lo conocen. Alcanzar a Laura y compañía en una fiesta junto al Gato verde. Hace rato andaba por aquí tu hermana me dicen. Ya casi no queda alcohol. Al comandante le da su consabido ataque de aburrición y como yo tengo sus cosas en el auto nos tenemos que ir. Fin de la historia.

lunes, junio 28, 2004

Tercera entrega de «La verdadera historia...»

3. Vigila nos un mundo
Cada paso es un rompecabezas. Y una tortura mental la orden que va de la cabeza a los músculos de la pierna para que se levante. Y el estómago con vida propia buscando extirparse a sí mismo. El temblor en el pulso. La llave que no es necesario utilizar porque la puerta ya esta abierta. Pasos inseguros. El alcohol y el miedo. Prudencia. «Estas seguro que puedes caminar» «No quieres que te llevemos». «No hay pedo». Ahora me preguntaba porque había sido tan estúpido de rechazar la llevada.

Tenía siete años entonces...

Hoy volví a los Colomos. Tenía tanto de no caminar bajo el manto protector de los árboles. Escuchar la caída del agua, el rumor del viento entre las ramas. Pero no fui sólo. El cielo anunciaba lluvia y recordé un par de veces anteriores que también llovía. Al principio era silencio. Después el paso ensordecedor de una hormiga perseguida por el viento que escapaba de mi boca. Y hablar. Escarbar en la memoria que algún día fue herida directa en la piel del alma. Encontrar en medio del temor que me abraza, de la gran ciudad, este cálido oasis. Estar sentados, espaldas casi tocándose, y entre los dos el espacio apenas perceptible de las palabras dichas. Mirar como los peces nadan alrededor de sus propias esperanzas. A un par de tortugas hacer malabares en el agua. Pensar en los malabares que hace el corazón. Los saltos mortales en que arriesgamos la cordura. Y luego levantarse y andar. «Cuál es tu color» Ella preguntaba. «Blanco» «Azul». Lo que se me venía a la mente. No entender. Siempre querer entender. «Sólo aprende a sentirlo». Un trueno que se alarga encima de nosotros. Un pato perdido de su estanque. Ardillas saludando a nuestro paso. Un ave de pecho rojo que quisiste fotografiar sin conseguirlo. Y seguir escarbando en las paredes del pasado. De hace muchos ayeres cuando mi padre por vez primera me trajo a la sombra de este bosque. Entonces era un lugar de ensueño. El bosque escondido de los cuentos. Luego el silencio. Que sea ella la que elija el camino. Ella la frágil. Ella que sonríe. Ascendemos. Hacia el auto y las gotas de lluvia sobre el cristal que nos separa de la tarde. Pensar en un café. Y el café ya estaba en nuestra mesa. En ese lugar con nombre caribeño. En ese sitio donde la lluvia iba y venía, columpio, cuerda floja. Donde temí acariciar tu mano y sólo leí algunas huellas del futuro. No todas. Lo porvenir sabemos nos esta velado. Y sin embargo a veces es más fácil leer nuestros deseos en los ojos. En la sonrisa. En el temblor del frío en los cuerpos. «El frío me hace sentir viva» habrías de decir horas más tarde cuando yo sucumbiría a los estragos de la noche. Y tú serías entonces el roble, el tronco, el mástil. Y mis ojos temblorosos corderos dispuestos a dormir en un lecho apenas confortable. Y entonces pienso en un niño de siete años. Era un niño solitario. Era un niño que no entendía el porque de tantas cosas. Que comenzó a odiar los hospitales. Que no quería hacer guardia junto al féretro porque era aceptar lo que decían los grandes como verdadero. Serán ya veinte años. Y el dolor a veces aún consume. Fue entonces también que le temió a la muerte. A ese escalofrío. A ese estertor que nos separa. Y por más intentos que hace no recuerda como fue el último abrazo. Tampoco la voz que ya ha partido. Y llora. Llora lo que entonces no lloraba. Lo que el cuerpo como presa ha retenido. Es un niño de siete años. Era un juego. Pero en aquellos días no se jugaba. Cuentan las leyendas que alguna vez no abrió la puerta. Ahora daría hasta su alma para que alguna puerta misteriosa abriera su cerrojo y lo llevara a la contemplación de ese recuerdo. Pero estabamos en un café. Escuchando como te quedabas sin tu auto. Y perdiendo la mirada. Y un billete para pagar la cuenta. Y un camino que mi auto comienza a aprenderse. Y Julieta Venegas cantando mientras corremos junto a los patios del ferrocarril. Y la fábrica. Y otra historia de persecuciones que ahora ya conoces. Así se va haciendo la película. Así van saliendo los créditos. Así vuelves a dejar el asiento con tu memoria impresa en él. Y desde entonces, desde entonces, he quedado atrapado en un fade out que me incrusta en tu mirada permanentemente.

viernes, junio 25, 2004

Lo que salió en Mural

Renuevan sus letras
Por Mariana Islas
Grupo Reforma

Guadalajara, México (23 junio 2004).- La poesía impera, pero la narrativa y la traducción también están dentro de las novedades que hoy y mañana presentará la Editorial Paraíso Perdido en el Auditorio de la Joseluisa, primera camada de este 2004.

A partir de las 20:30 horas de esta noche, Ana Claudia Zamudio, Isabel Jazmín Ángeles y Pablo Ortiz, contarán con las palabras de Françoise Roy, Margarita Josefina Zavala y Dolores Tapia, respectivamente.

Mañana, a la misma hora, Julio César Aguilar, Elizabeth Vivero y José Antonio Neri Tello, serán comentados, guardando este orden, por Hilda Figueroa, Teresa González Arce y Felipe Ponce.

Con Zamudio, autora de Sé del Silencio; Ángeles, traductora de Intermedio, de Edna Saint Vincent Millay; Neri Tello, autor de Cuerpo Roto; Águilar, responsable de La Consigna y El Milagro, y Vivero, de Muertos sin Saberlo, la editorial inaugura la Colección Cuadernos de Bartleby.

Se trata de ediciones más grandes que una plaquette, pero no mayores de 80 páginas, explica Antonio Marts, fundador del sello junto con Ángeles y Figueroa en 1999, con las cuales se quiere recuperar la tradición de los cuadernos literarios.

Ortiz, autor de El Sueño del Dinero, Escarabajo y Otros Poemas, abre la Colección A través del espejo, espacio destinado a publicar libros editados por sus autores, así como antologías y misceláneas.

Respondiendo a la apuesta del sello, de publicar las nuevas voces de la poesía y narrativa en español, incluso en traducción de otras lenguas, la editorial lanza los primeros libros de los poetas Zamudio, Ortiz y Neri Tello, cuyo libro obtuvo el apoyo del Ayuntamiento de Guadalajara para su edición.

Mientras que Neri Tello, pupilo de los talleres impartidos por Raúl Bañuelos, ve a la poesía como una necesidad, para Zamudio constituye un medio de salvación, de encuentro consigo misma.

Silente observador de la realidad que rápido transcurre en las grandes ciudades, Ortiz admite que no tenía prisa por publicar, no obstante el disfrute de escribirla y leerla lo convencieron de hacerlo.

Para Águilar, médico radicado en San Antonio, Texas, pero oriundo de Ciudad Guzmán, el luchar por ser escuchado lo trajo a Guadalajara a promover su libro, en donde fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en 1998.

Desde la prosa, Vivero vierte en su libro una serie de cuentos que abordan el extrañamiento por el otro, un ser que bien puede vivir con una habilidad especial que lo conducen a experimentar actividades cotidianas desde una perspectiva muy diferente.

Finalmente, Ángeles devela al español las letras escritas por la poeta Saint Vincent Millay, ya que se siente muy cómoda con la autora nacida en 1892.

Lo que salió en el Informador

En la Joseluisa

Paraíso Perdido editó seis libros, de los cuales tres se presentaron la noche del miércoles en la librería del Fondo de Cultura Económica (FCE). Estos títulos fueron los poemarios Sé del silencio, de Ana Claudia Zamudio; Intermedio de la norteamericana, Edna St. Vincent Millay, en una traducción de Isabel Jazmín Angeles y El sueño del dinero escarabajo y otros poemas, de Pablo Ortiz.
     Esta actividad se desarrolló en el marco del 70 aniversario del FCE y el cinco de la librería José Luis Martínez, dirigida por Jorge Esquinca.
     Tres de los títulos presentados esa noche pertenecen a la colección Cuadernos de Bartleby; sólo el de Ortiz pertenece a La casa del espejo, en la que se pretende publicar a nuevos escritores en volúmenes de no más de 80 páginas y no menos de 64, advirtió Antonio Marts, editor. Para estos volúmenes han colaborado con sus ilustraciones pintores como Sandra Carvajal, Javier Ramírez, Carlos Maldonado y José Galindo.
Así, Josefina Zavala, colaboradora de La voz de Michoacán y formada en Sogem Morelia presentó Intermedio, el libro bilingüe en el que Isabel Jazmín Angeles se encargó de la traducción de dos textos de St. Vincent, "Renacimiento" de 1917 y "Segundo abril" de 1921.
     Dolores Tapia, quien hizo el prólogo del libro de Pablo Ortiz, El sueño del dinero escarabajo y otros poemas y lo leyó a manera de presentación, afirmó que es un poemario hecho con ingenuidad y pasión.
     Francoise Roy habló del libro de Zamudio, Sé del silencio, "¿Sabemos realmente del silencio?", cuestionó. El escritor recordó en su ensayo que el silencio es tema predilecto de la poesía, que ha hecho verter mucha tinta. "Uno es humano en parte porque habla y al hablar también hace lo contrario, callar".

miércoles, junio 23, 2004

Mis poemas en voz de Alfredo Sánchez y los autores de Paraíso Perdido opinan de su trabajo

Los siguientes son cinco poemas mios leídos por Alfredo Sánchez. Alfredo es conductor de la revista cultural de Radio Universidad de Guadalajara, Señales de Humo. Cada semana eligen cinco poemas de algún poeta, y cada día de la semana se transmite uno al aire. Estos son los cinco que leyeron de mi autoría, ojalá les agraden, la selección fue de Alfredo y de Ceci Fernández la productora del programa. Va además mi agradecimiento a Trilce porque fue ella la que me paso el CD con las grabaciones. Merci Beaucoup.

Vuelven...
La eternidad de lo efímero
Pont des Arts
Elegía
Azotea

Y enseguida, pueden escuchar lo que respondieron cuatro de nuestros autores cuando les preguntaron sobre el proceso creativo de sus libros.

Lo que dijo Ana Claudia Zamudio
Lo que dijo Julio César Aguilar
Lo que dijo Elizabeth Vivero
El show de José Antonio Neri Tello

Para escuchar, nada más click en el link

Adios a Lenin!

De Juliette me queda su aroma. Dulce y suave. La silueta que aún permanece en el asiento del auto mientras avanzo por las calles nocturnas de Guadalajara. En el estéreo Wuakal. Los bajos retumban. Siento dentro de mí la ausencia. Calles semivacías y semáforos que cambian de rojo a verde. El viento agita mi cabello. Y yo callado. Como ha sido siempre después de una película que me ha dejado en shock.

Adios a Lenin

     Adios a Lenin!, de Von Wolfgang Becker es una anomalía en la cartelera de cine (ta’ con Madre diría desde el Nuevo Reyno de León la joven bruja Inés Zamboni). Es increíble como algunos directores pueden mover tantas fibras sensibles del ser humano en apenas poco más de dos horas. La historia es sencilla: una familia en la antigua República Democrática Alemana, la del este, la socialista, se vuelve disfuncional cuando el padre escapa a occidente en busca de… quizá el amor, quizá la libertad. El filme nos lo habrá de responder de una u otra forma. El narrador, el pequeño hijo que sueña con ser astronauta pero que la realidad vuelve ingeniero electrónico, nos conduce a los vericuetos del Berlín de finales de 1989. A las protestas. A la represión que al final fue superada. A un paro cardiaco de la madre que termina en un coma de ocho meses. A encontrar el amor de la vida en una hermosa chica rusa llamada Lara. Homenaje supongo a aquella otra Lara tan famosa. (No la Croft por supuesto, que de cualquier forma también es de nuestras favoritas). La caída del muro que transforma la vida del lado oriental. El derrumbe de su moneda. La perdida del empleo. El capitalismo. Y de pronto la madre que regresa. Su estado de salud grave: cualquier disturbio la puede llevar a la muerte. El hijo que envuelve en un mundo falso a la paciente. Busca la manera de que no se percate de que las cosas han cambiado. Una mentira lleva a la otra y así sucesivamente. Vivir en un mundo irreal. Al final cada uno de los protagonistas habita un espacio construido a base de mentiras, el cual se va descubriendo hasta llevarnos a un final de lágrimas. Sensibles abstenerse. O bien limpiarse las lagrimitas con pudor y decoro antes de los créditos finales. La música, genial, de Yiann Tierssen (sí, el mismo de Amélie Poulain), parte integral del filme sin lugar a dudas. Y no quiero comentar nada más, excepto que promete ser una de las mejores películas del verano. De las pocas…

Money dances the dog o mea culpa pero no salpiques…

He claudicado. Y me siento triste por ello. Y mientras Wakal sigue sonando en el estéreo pienso que en estos momentos en que voy al volante me gustaría morir. Así, sin más, en este momento. Y quiero morir porque me siento vacío. Atrapado. Pero también sé que es un morir que significa no morir. Que decirlo es una manera de desahuciarlo. De luchar contra el fantasma. Decía he claudicado. Esta tarde fui a una cita de trabajo. Aún no sé si me quedaré ahí o no. De cualquier manera el preparar un currículo y aceptar de antemano un jefe y un horario fijo era algo que me había prometido no volver a hacer. Pero las deudas. La mala administración. ¿Qué le hice al dinero? Lo esfumé como se esfuma una paloma en un sombrero. Lo utilicé en pagar los desastrozos errores de diciembre pasado. He pensado incluso en vender mi auto. Finalmente para eso son las cosas materiales. ¿Será esto acaso la culminación del proceso comenzado en febrero del año pasado? El que me llevo al lugar donde ahora vivo, a viajar a la Ciudad luz, a dejar a una de las personas que más he amado y amo, a dejar el trabajo seguro en la universidad (pero de esto sigo sin arrepentirme), a intentar ser freelance. «Antes de llegar aquí yo no era así / ahora me reviento casi diario / de cómo era tú te debes de acordar…» Café Tacuba Dixit. Y mis amigos redixit. En fin que hoy es una de esas noches donde llego a casa con ganas de comer unas cuantas Zucaritas con leche pero no hay leche. Ni queso. Ni tortillas. Sólo cucarachas. Y muchas bajas de su parte en esta guerra que parece nunca terminará. Ahh pero no debo ser tan depresivo. Finalmente vi Adios a Lenin!. Finalmente siempre hay alguien dispuesto a acompañarte cuando todos los demás han dicho que no. Gracias.

lunes, junio 21, 2004

Segunda entrega de «La verdadera historia....»

2. Alter Ego
Cuando desperté el corazón daba tumbos dentro de mi pecho. Estiré la mano sólo para descubrir que Ella no estaba a mi lado. En el hueco que había dejado entre las sábanas aún podía percibirse cierta tibieza. Una hoja en el buró con un teléfono fue su despedida. Por mi parte yo trataba de recuperar el ritmo normal de mis latidos mientras me preguntaba cuál sería la razón de llevar un par de días soñando lo mismo. El sueño comenzaba...

domingo, junio 20, 2004

«Sufro, sufro, sufro…» pero también quiero ser estrella de rock o de menos DJ

Parte I
Lo que sucedió el viernes

La portada del Cd de San Pascualito Rey

Dime si muero
Primero
Que tú

Yo acá te espero
Sincero
Como siempre fui


Todo comienzo es viernes
Suena el teléfono. Era Brita Urias que me pregunta si tengo plan. Lo pienso por unos segundos. Recuerdo que esa noche se inauguraba una exposición de Javier Campos Cabello y además contaría con los cuadros de pintores de su misma generación y de otros más jóvenes influenciados por él. Brita me decía que ella y Trilce tienen pensado ir a la Mutualista al concierto por el primer año te Tomarte. El cartel es Eva Malva, San Pascualito Rey y Puras mentiras. Eva malva son los de Troker pero en otro estilo. A San Pascualito Rey no lo había escuchado a pesar de que Adrián Aviles los viene recomendando desde hace por lo menos seis meses. Y al final recuerdo que en Puras mentiras toca un amigo de Maldonado (quien por cierto no estaba en la ciudad porque se inauguraba este mismo día una expo suya en Tepic), y que inclusive había un proyecto de hacer un performance con ellos. De entrada no se me antojó ir a la Mutualista porque estas mismas bandas tocarían al dia siguiente en Puerta 22, pero como no tenía plan, negocie con Brita que nos encontremos en el exconvento, vieramos la exposición y de ahí nos pasaramos al bar.

Si muero
Primero
Regresarás a este lugar
Si muero
Te espero
Y espero…


Del (ex)convento a la mutualista (con paréntesis)
Al final Brita y yo nos vimos a la entrada del edificio administrativo de la U. de G. Nos encontramos con Lili y la invitamos al concierto. El Comandante tenía ensayo así que lo más seguro era que no podrían acompañarnos. Esbozos de lluvia. Escala en el Sept Once para comprar cigarros. Cuando llegamos al exconvento ya había un gran número de personas cuchicheando bajo los naranjos del patio y en la explanda que da hacia avenida Vallarta. Ahí nos topamos con Adrián. Saludos afectuosos. Escuchar de nuevo su recomendación musical. Trilce pasó sin vernos y sin escucharnos porque traía sus audífonos. Al rato llamó al celular de Brita para preguntar dónde andábamos. De nuevo saludos afectuosos. Llegaron Lulú Sánchez y Francisco Armenta pero ella tenía que escapar a la Fuente a hacer una entrevista, Adrián se fue con ella pero quedamos de re-encontrarnos en la Mutua. Se inauguró pues la exposición. Las hordas sobre el tequila y las botanas.
     La obra de Campos Cabello me conmueve. Es oscura y parca. Figurativa pero no del todo realista. Sus personajes fantasmales y vampíricos. Hay en los lienzos una ausencia que atosiga. Una soledad terrible. Luz que agoniza.
     Los cuadros de los amigos e influenciados también interesantes, como siempre unos más que otros. Prometí volver para contemplar los cuadros en soledad y sin el oportunismo que colma las inauguraciones.


(El paréntesis
A manera de nota de sociales.

A los que saludé:
Gustavo García “El pato”, Héctor Javier Ramírez, Luis Martín Ulloa, Ulises Zarazúa, la chica Rémora Alejandra Chavero, Mauricio Ramírez, Paty Vilo —que no me conocía, Benito Zamora —tampoco me conocía salvo por rumores de que trabajaba en una revista llamada Zona Rosa…—, Iván Villaseñor al que invité a la presentación porque no lo había visto desde que me entregó sus dibujos, Humberto López Trejo, Marco Gabriel García y a Elisa Zamudio.

A los que ví pero no saludé:
Ricardo Yañez, los arlequines Felipe Ponce y Alejandro Zapa.

El descubrimiento:
Una exposición titulada El ojo y el espejo de un pintor llamado Jorge Rocha. Me enamoré del cuadro “La nota”. Me parece que puede ser un buen pretexto para algún cuento. Pero también me enamoré de las mujeres con cuerpo de adolescentes que pueblan sus pinturas. Cuadros que desde mi punto de vista están llenos de una sensualidad a flor de lienzo, de un erotismo a la Navokob, ninfetas que mis ojos no podían dejar de seguir ardiendo en deseo).

Un cuadro de Jorge Rocha

Dime si muero
Primero
Que tú

Yo acá te espero
Sincero
Como siempre fui


Los cinco minutos de fama de Brita Urias
Pues ahí vamos rumbo a la mutualista Brita, Trilce y yo, después de estar esperando a varios amigos entre ellos Lizzy Zamudio y a Ulises Zarazúa (próximo autor Paraíso Perdido). Cover de $ 20.00. A Brita la dejan pasar «porque es de radio universidad», Trilce tiene que sacar la credencial de prensa y también entra gratis, yo pago mis veinte pesos. Lo peor que no incluye ninguna bebida. Poca gente aunque eso si no hay lugares. Todas las mesas ocupadas. El sonido desastrozo. Es Eva malva. No me agrada como suena. Pero no sé si es por el grupo o por el audio. Nos dirigimos a la barra. Trilce compra un Vodka Tonic que nos vamos rolando entre los tres. Poco a poco va llegando la gente que andaba en la exposición de Campos cabello pero hasta ese momento me siento defraudado, pagar veinte pesos para esto. En la barra nos dicen que si queremos botana se la pidamos a un mesero, ni mesa tenemos así que desistimos. Terminamos sentados en el piso, enfrente y a unos metros del escenario. Los de Eva Malva se ponen a brincotear buscando prender a los asistentes. Nadie se suma. Hay una chica que de lejos me parece Vero Sainz pero no era, sin embargo su presencia sería importante en las próximas horas. Invito el segundo Vodka Tonic de la noche. Después Brita invitaría otro. Y terminaríamos con cervezas. Adrián y Lulú llegaron y encontraron mesa. Lizzy también. Ulises sólo saludó de lejos. Terminado el concierto y en lo que los de San Pascualito conectaban su equipo. Juan Carlos Urive comenzó la entrega de los Tomawards. El trofeo: un puño cerrado tamaño gigante. Anuncia entonces que Radio Universidad se gana el premio como mejor estación radiofónica por su labor de apoyar la difusión de la cultura (¿había competencia?). Brita corre al escenario y toma el puño. Recibe abrazos. Felicitaciones. Sólo faltó que sacará el discurso de su bolsillo. Que bueno que se contuvo: un par de horas después me presumiría el papel donde lo había escrito. Comenzaba dando gracias al Señor todopoderoso, creador del cielo y de la tierra... por el premio, mandaba saludos para Carlos Ramírez el director y para Ricardo Salazar el jefe de noticias, en seguida una larga de lista de nombres, pero eso sí, todo en francés, ni modo que no. «Lo más curioso» le comentaba a Trilce «es que ella ya no trabaja en radio universidad».

Si muero
Primero
Regresarás a este lugar
Si muero
Te espero
Y espero que mueras ya


Azoro ante el Dark arrabalero
(con todo y el pésimo sonido)

Y ahí estábamos Adrián, Brita, Trilce y yo de pie frente al escenario. El primer acorde. El sonido pésimo, sin embargo el estar tan cerca del escenario nos ayudó a escuchar mejor que los del fondo. El sonar de la batería. Una voz aguardentosa con reminiscencias de Corcobado y Bunbury. Y una fuerza como yo no había sentido desde La Barranca o Santa Sabina. Ritmo acompasado. Danzón oscuro, pero no danzón. Atmósfera de arrabal y depresión. Las imágenes de Campos Cabello en mi mente. Una hermosa chica de escotada playera bailando abrazada a su novio. La miro. Era la que había confundido con Vero. Me observa. Sus ojos brillan. Abre la boca, un par de afilados colmillos. Un guiño. Un cuello virgen y blanco. Y la voz de Pascual Rey llevándonos a escenarios de historias carentes de rebuscamientos, escenas directas de muerte y pasión. Sí, la música de San Pascualito entró a mis venas. Y ahí sigue hasta el momento en que escribo esto.

Moriras hoy
Morirás


De cómo nos convertimos en Gruppies
«Qué se van a La Santa. Que se van a La Santa». Y nos fuimos a La Santa.
     Llegamos justo cuándo los de San Pascualito descargaban sus instrumentos. En el lugar no había mucha gente. La chica vampiresca llegó y volvió a sonreírme. ¡Ah esos colmillos!. Enrique Blanc andaba por ahí así que nos saludamos y comenzamos a hablar de su proyecto Re-cuento y de una novela que tiene en proceso de escritura. Lo invité a publicar en La Voz de la Esfinge. Pero de todo esto no puedo estar tan seguro, no se que tan fiel sea mi memoria. Adrián nos presentó a Pascual el vocalista del grupo y a Adolfo quien según los créditos del disco es encargado de «las liras, efectos especiales, theremin y acordeón». Abrazo y toda la cosa, aunque sé que mañana no se acordarán de nosotros. Una ronda la invita el buen Áviles. La otra Leo, un amigo de Adrián que trabaja también en la radio. Termina el concierto. Aplausos. Más aplausos. Tuvimos el privilegio de estar un concierto privado y personal. Hora de partir. Adrián y Lulú se quedan. Brita, Trilce, Leo y el que esto narra nos retiramos. Había prometido llevar a Brita a su casa, sólo que el auto estaba a quince cuadras de ahí, estacionado afuera de mi casa. Salimos pues al aire fresco y a cenar. Saciada el hambre caminamos por el camellón de Chapultepec hasta Morelos y ahí dimos vuelta para llegar al depa. Todos a bordo. La luz del coche iluminó la oscura calle.

Espero que mueras hoy

Amanecer en la azotea
Dejé pues a Brita en su casa y a Leo cerca de la suya. Trilce decidió quedarse conmigo y seguirla. Era una seguirla sin alcohol. Todo se había consumido. Subimos a la azotea y nos quedamos platicando mientras a nuestros pies la ciudad y sus habitantes iban recobrando vida. Eran sus historias y luego las mías. Eran las campanas de un templo cercano. El descenso. El colchón de la sala que recibió a Trilce como a tantos otros amigos y el de mi cuarto que me esperaba. Dormir fue instantáneo. Soñar.

Sigo soñando...

viernes, junio 18, 2004

De ciudades e infancia

El libro de Alberto Chimal


Más o menos a mitad del libro La cámara de maravillas de Alberto Chimal hay una hermosa joya literaria titulada La ciudad invisible. De una manera sencilla, que me ha conmovido profundamente, quizá por encontrar vasos comunicantes entre la historia que relata y la mía, habla de su infancia en la ciudad de Toluca; de su temprana intuición para encontrar lo invisible, los espacios ocultos a la primera mirada. Chimal nos lleva a través de sus párrafos en un viaje que comienza en su niñez y concluye en su juventud, impregnando su narración con un gran amor por la literatura y su ciudad. Sin embargo creo que lo que terminó por atraparme fueron las ausencias de las que habla. Las que nos marcan los caminos y la vida misma.
     Recordaba entonces como con el paso del tiempo también se ha ido transformando mi ciudad; casas y edificios que han sido demolidos para construir otros. Pero fue Chimal el que renovó en mi el significado de todo eso que no existe más. Y concluía que a pesar de todos estos cambios he logrado cumplir uno de mis sueños: vivir en las calles donde mi infancia transcurrió y mi espíritu fue alimentado.
     La primaria donde estudiamos (en aquel tiempo yo era el mayor de cuatro hermanos) quedaba a una cuadra de avenida Chapultepec, y a escasas cuatro de la casa de mi abuela. Como mi padre y mi madre trabajaban hasta tarde, al salir de la escuela mi abuela pasaba por nosotros, peleabamos por su mano y su compañía y a su paso suave y parsimonioso recorríamos Morelos hasta el domicilio de su casa: Chilardi número 18. Eran días felices cuyas anécdotas todavía cuentan mis tías en alguna reunión familiar.
     Mi madre murió cuando yo tenía siete años. Las tardes que seguimos pasando en esa vieja casa de techos altos, en su patio lleno de macetas, en las habitaciones consecutivas como un pasillo enorme e inacabable fueron alimentando mi soledad. Mis dudas. Mis temores. En la sala se encontraba el tesoro menos resguardado pero a la vez más escondido: algunos libros, diccionarios y enciclopedias: infantiles, juveniles, sobre maravillas del mundo, sobre las grandes guerras, por supuesto todas ilustradas profusamente y oliendo a libro viejo. Entrar a la sala tenía un sesgo transgresor, la puerta siempre estaba cerrada así que me escabullía a escondidas para poder hojear estas páginas que atraían mi imaginación. Las maravillas del mundo me enamoraban, la historia de las guerras me parecía hermosamente catastrófica. Y sin embargo lo que más recuerdo es que pasaba horas de soledad sentado en una ventana enorme que daba al patio, fantaseando con viajes interplanetarios o una súper computadora (lejos siquiera imaginar lo que la tecnología de hoy en día nos brinda), de vez en cuando veíamos la televisión, pero esta no era tan importante.
     Mi abuela tenía un perro, uno de mis tíos, reportero por cierto, era el encargado de cuidarlo y llevarlo, cada tarde, de paseo por el barrio para que pudiera desahogar sus necesidades fisiológicas. Eran paseos bajo la sombra de altos árboles. Morelos, Atenas, Libertad, Chapultepec. Y cada casa, cada cuadra, tenían un sesgo especial. No era nada más caminar, además estaba el monólogo de mi tío, siempre lleno de cosas fantásticas, anécdotas de periodista, encuentros con personajes importantes, historias de infancia donde por supuesto mencionaba a mi padre y a mis tías, un cofre de tesoros orales era su boca. Las historias terminaban invariablemente una plazuela ubicada por Chapultepec entre Morelos e Hidalgo, frente a lo que por mucho tiempo fue la Cámara de Comercio en cuya planta baja cada diciembre ponían un enorme nacimiento que para mi sorpresa hasta contaba una cascada en la cual la caída del agua era constante y real. Ahora es un edificio de casi treinta pisos, con vidrios de espejo y ofrecido en subasta al mejor postor.
     Mi tío se sentaba en una de las bancas del lugar a leer el periódico mientras mis hermanos y yo nos quedábamos jugando: batallas navales antiguas y modernas, viajes a mundos desconocidos, extrañas exploraciones geográficas eran la carta diaria de juegos…
     Mi infancia terminó con dos hechos culminantes cuando mi padre volvió a casarse y tiempo después al morir mi abuela. Ahora vivo a cuadra y media de esa casa. En un departamento más viejo que yo. Me siento en mi barrio. Es mi vida…

jueves, junio 17, 2004

Boletín de prensa, novedades Editorial Paraíso Perdido

Pueden conocer las novedades aquí
Pueden observar la invitación a la presentación aquí


Saludos cordiales,
Les envío información sobre nuestras actividades y los libros a presentarse la próxima semana.

Sobre la Editorial
La Editorial Paraíso Perdido es una empresa independiente fundada en 1999 e integrada actualmente por Hilda Figueroa, Isabel Jazmín Ángeles y Antonio Marts.
     Nuestra apuesta: la búsqueda de nuevas voces en poesía y narrativa en lengua castellana, y en su caso, en traducción de otras lenguas, editadas en libros finamente cuidados.
     El objetivo fundamental: promover y difundir la literatura de los jóvenes creadores de Jalisco y del interior del país, junto a la obra de creadores con trayectoria sean estos nacionales e inclusive internacionales, con el fin de dar un panorama actual de la literatura desde nuestra perspectiva así como propiciar el fomento de la lectura y en su caso la creación, principalmente entre jóvenes de preparatoria y licenciatura sin descuidar a especialistas y lectores en general.
     A la fecha hemos publicado 11 títulos entre poesía y narrativa en tres colecciones diferentes:
• En El Taller del amanuense, de narrativa, (en dos modalidades de bolsillo y rústica): En busca de la luz de Hilda Figueroa, La cruz de la bestia de Rafael Medina, El derrumbe del mundo de Elizabeth Vivero, y Quieta de Guadalupe Ángeles.
• En Rama del paraíso, de poesía: Raíces temporales de Carlos Vicente Castro y Trastornar de Patricia Medina.
• Las novedades que se presentarán la próxima semana forman parte de su nueva colección Cuadernos de Bartleby: Esta colección nació de la idea de recuperar lo que antaño se conocía como cuadernos literarios, ediciones más grandes que una plaquette pero no mayores de 80 páginas. Los primeros cinco títulos de esta colección son: La consigna y el milagro de Julio César Aguilar, Muertos sin saberlo de Elizabeth Vivero, Intermedio de Edna St. Vincent Millay (edición bilingüe en traducción de Isabel Jazmín Ángeles), Sé del silencio de Ana Claudia Zamudio y Cuerpo roto de José Antonio Neri Tello. A la par de la labor literaria, cada libro de esta colección es ilustrado en la portada por la obra de jóvenes pintores tapatíos o que residen y han hecho su obra en nuestra ciudad. Para estos cinco primeros contamos con obra de los pintores José Galindo, Iván Villaseñor, Carlos Maldonado, Sandra Carvajal y Héctor Javier Ramírez.
     Tenemos en proceso de edición cinco títulos más, entre ellos material de Nadia Contreras, Hilda Figueroa, Rafael Medina, Ulises Zarazua, y el poeta Canadiense Eric Riopel.
     Bajo nuestra cuenta corre la edición de la revista de literatura La Voz de la Esfinge de la que se han publicado 16 números a partir del añol 2000, y que contó con la Beca Edmundo Valadés a la Edición de Revistas Independientes en las emisiones 2001 y 2002.

Sobre los autores:
Julio César Aguilar

Ciudad Guzmán, Jalisco, 1970. Poeta, editor y traductor. Fue editor-director de las hojas de poesía Crisol y La llama ardiente y de la revista literaria Orfeo, así como del sello La otra orilla. Ha publicado en revistas y suplementos culturales de México, Estados Unidos. Inglaterra y España. Becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco durante 1998. Autor de Rescoldos (Mala estrella, 1995), Brevesencias (Secretaría de Cultura de Jalisco, 1996), Nostalgia de no ser mar (Ayuntamiento de Guadalajara, 1997), Mano abierta (Mala estrella, 1998), El desierto del mundo (Fondo editorial tierra adentro, 1998), El patio de la bugambilia (La otra orilla, 1998), Orilla de la madrugada (Gobierno del estado de Coahuila, 1999) e Illuminated Mysteries/Misterios iluminados (Galvart Press, 2001). Obtuvo los primeros lugares en The Hispanic Heritage Award dentro del River City Poetry Contest (2001) y The San Antonio Poetry Fair, Director’s Award (2002), y Mención Honorífica en The San Antonio Poetry Fair (2003). Es miembro de The Academy of American Poets.

Elizabeth Vivero
Guadalajara, Jalisco, 1976. Cursó la Maestría en Humanidades en la UAM-Iztapalapa, publicó la plaquette No para siempre (Mala estrella, 1997) y los libros de cuentos Con los ojos perdidos (Tierra adentro, 1999) y El derrumbe del mundo (Paraíso perdido, 2001). Actualmente cursa el Doctorado en Letras en la Universidad de Guadalajara y es profesora de tiempo parcial en la Universidad Autónoma de Guadalajara.

Edna St. Vincent Millay
Rockland, Maine, 1892. Desde niña fue impulsada por su madre para desarrollar su vena artística. En 1912 su poema «Renascence» ganó el cuarto lugar en un concurso y fue publicado en The Lyric Year. Entró en el Vassar College donde continuó su formación literaria y comenzó a escribir y representar sus propias obras de teatro. Se graduó en 1917 y publicó su primer libro Renascence and Other Poems. Se mudó al Greenwich Village y en 1923 su libro The Harp Weaver, ganó el Premio Pulitzer. Algunos de sus libros de poesía son: A Few Figs from Thistles (1920), Second April (1921), The Harp-Weaver and Other Poems (1923), Poems (1923), Distressing Dialogues (1924), Fatal Interview (1931), There Are No Islands Any More (1940), Collected Sonnets (1941), Collected Lyrics (1943), Collected Poems (1949); algunos de sus dramas son: The Lamp and the Bell (1921), Aria da Capo (1921), Two Slatterns and a King (1921), The King's Henchmanv (1927), The Princess Marries the Page (1932) y The Murder of Lidice (1942).

Isabel Jazmín Ángeles
Guadalajara, Jalisco, 1981. Ha traducido ensayos, cuentos y poemas del inglés y francés, entre otros, de Sylvia Plath, Bernard-Marie Koltiès, Frieda Hughes, Amy Lowell, Emily Dickinson, Marianne Moore, Elizabeth Bishop, Edna St. Vincent Millay y las hermanas Brönte para las revistas y hojas literarias Tropo a la uña, Soberbia, Crisol, Escritura cifrada, La llama ardiente, Orfeo, La Voz de la Esfinge y la revista electrónica del Departamento de Letras de la Universidad de Guadalajara, Argos. Tiene publicada la plaquette de traducción In Excelsis (Mala estrella, 1998) y es directora de la revista de literatura La voz de la esfinge.

Ana Claudia Zamudio
Poza Rica, Veracruz, 1966. Radica en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, desde 1984. Estudió el diplomado en creación literaria en la Sogem. Ha publicado cuento en el periódico El informador y poesía en la revista de literatura La Voz de la Esfinge.

José Antonio Neri Tello
Zapopan, 1978. Estudiante de Letras Hispánicas. Ha publicado en las revistas Espejo humante, Almargen.net, Subterráneo y La voz del Esfinge, y en los libros colectivos Un puente, un gran puente, (Editorial Papiro, Cuba 2002), y Creadores literarios Fil Joven (Universidad de Guadalajara, 1997).

Algo más…
Para la publicación del libro Cuerpo Roto de José Antonio Neri Tello tuvimos el apoyo, en coedición, del Ayuntamiento de Guadalajara a través de su Dirección de cultura.

Colección A través del espejo
Esta colección fue creada con el fin de publicar de la manera más profesional posible libros editados por sus autores así como antologías y misceláneas. El primer título y que también se presenta es El sueño del dinero escarabajo y otros poemas de Pablo Ortiz.

Pablo Ortiz
Guadalajara, 1979. Es Licenciado en lengua y literatura hispánica por la Universidad Autónoma de Guadalajara. Sus estudios literarios los complementó en Estados Unidos y Canadá. Obtuvo el diplomado en Creación literaria en la escuela de escritores Sogem de Guadalajara. Ha publicado en el diario Ocho Columnas, en la revista literaria Periplo y en Tinta nueva. Actualmente colabora para La nueva era, diario de Los Ángeles, California, y para el programa radiofónico Mi ciudad. Desde temprana edad se dedica a la docencia de la literatura y la lengua.


Agradeciendo de antemano su apoyo, quedo a sus órdenes

Antonio Marts
Director General
Editorial Paraíso Perdido
Morelos 1265-depto. 9
Col. Americana
Tel/Fax 35 63 01 07
Cel. 333 406 31 59

lunes, junio 14, 2004

Últimos comentarios de la temporada (de fútbol)

No tolero a la gente que se sube al carro del triunfador. Ni a todas aquellas personas que ahora se dicen Pumas y denostan a los seguidores del Guadalajara, pero que en su vida habían visto un partido o se habían interesado en este deporte. Me parece que no se puede confiar en alguien sin convicciones y que se deja manipular tan fácilmente. Supe de varios de ellos`por estos días. De cualquier manera no hay duda que el fútbol es un deporte con magia, con el poder de que bastantes indiferentes se sienten frente al televisor a ver una final. El comentario común de estos últimos es que el partido fue malo. Y es comprensible. Alguien que no tiene por común ver el desarrollo del juego desea que los goles caigan en racimo, como encestes de Basketbol. No fue un partido espectacular, de acuerdo, sin embargo cada minuto transcurrido, cada balón disputado, provocó que los aficinados de ambos equipos sudaran, gritaran y demás emociones inherentes a este deporte. Ahora sí que hasta el último minuto. Ni hablar. Ver volar el balón sobre la portería fue ver volar el corazón hacia el espacio exterior. Angustia y tristeza. Impotencia. Así es esto. No todos lo comprenden en su totalidad. Sólo me resta saludar a los nuevos miembros de la secta: sean bienvenidos y no perdonamos a los desertores.

Por cierto la primera entrega de La verdadera historia del comandante Jiménez esta lista... ojalá les agrade.

viernes, junio 11, 2004

"Reducido a polvo" de Luis Vicente de Aguinaga

El libro de Luis Vicente de Aguinaga
Una voz anómala

Hay poetas de voz claridosa, otros de versos barrocos y herméticos. Considero que la poesía surge justo en el medio, en el equilibrio, cuando el mensaje no se pierde en medio de los juegos de palabras y los giros del lenguaje. Luis Vicente de Aguinaga, poeta ganador de la última emisión del premio Aguascalientes de poesía, es uno de los que a mi ver consigue esto último.
     A Luis Vicente comencé a leerlo a partir del libro que le publicó el Fondo Editorial Tierra Adentro en 1994, Piedras hundidas en la piedra. Justo hoy, después de una travesía que incluye los libros El agua circular, el fuego (UNAM, 1995), La Cercanía (Filodecaballos, 2000) Cien tus ojos (Universidad de Guadalajara / Ediciones sin nombre, 2003) y ahora Reducido a Polvo (Joaquín Mortiz, 2004) reflexiono sobre el viaje poético de este poeta. Su voz me parece anómala en el diverso campo de la poesía mexicana. Voz erudita, con el bagaje de un buen número de lecturas y reflexión al respecto de las mismas en su haber, que sin embargo no pierde la pista al despegar en busca de horizontes menos firmes y seguros. No obstante, lo especial de su talento no radica aquí, sino en la capacidad y aguzado oído para romper en el momento preciso los versos que va creando. Gracias a esta violencia lingüística, que reconfigura los poemas brindándonos una nueva y enriquecida lectura, el poeta nos traslada a su particular visión de la vida. Esta manera de decir y nombrar los hechos cotidianos y que ha venido decantando a través de sus libros es lo que llamo voz anómala.
     En el discurso de Luis Vicente encontramos las cosas cotidianas: la calle, una puerta, una ventana, abrazadas de manera magistral con un fuerte sentido mineral: la piedra, el polvo, las cenizas, la luz. El papel es el alambique donde el alquimista no es del todo el poeta sino el otro que habita cada respiración, el otro que de manera constante lo encontramos entre líneas. Reducido a polvo no es un libro fácil, tampoco pretencioso, nos toma de la mano y nos pasea por los senderos donde las palabras adquieren importancia y se imponen sobre lo que en apariencia es trivial revistiendo del toque primordial de un más allá latente a los hechos cotidianos.
     En estos poemas, la más reciente entrega de la poesía de Luis Vicente de Aguinaga, no encontramos gritos ni desmesura, mas bien reposo, contemplación, pero hasta el reposo es mera apariencia, en el interior de cada poema encontramos una energía latente en espera del punto final para explotar.
     Dividido en siete apartados, este libro de 108 páginas, fue elegido por Juan Domingo Argüelles, Myriam Moscona y Víctor Sandoval, como el merecedor del premio de poesía más importante de México. Editado de manera sencilla pero agradable y de fácil lectura, Reducido a Polvo es un libro que atestigua el trabajo en crecimiento de uno de los poetas que en los próximos años tendrá un espacio importante en el panorama de nuestras letras.

Reducido a PolvoLuis Vicente de Aguinaga
Joaquín Mortiz
México, 2004
108 páginas

Este texto se publicará en la revista Sonorense "Amarras" editada por Alejandra Olay y el poeta Ricardo Solis.

miércoles, junio 09, 2004

La verdadera historia del comandante Jiménez

Estimados lectores,
Visité, desde hace días, el blog del quimerista Humberto Crosswhite y me di cuenta que a la par de lo que publica en su divertido espacio virtual, entrega semanalmente una historia de amor muy a su estilo. Sin empacho digo que me gusto tanto la idea que ahora arteramente me la robo y la presento aquí. Del lado derecho de este blog encontrarán un link a una página donde cada lunes iré agregando un capítulo de los diez que pretendo integrarán la historia de este personaje viejo conocido de ustedes. ¿Qué resultará de esta historia a la usanza del siglo XIX? Descúbrelo lector el próximo lunes...

PASIÓN • INTRIGA • VIOLENCIA • SEXO • MUSICA

La verdadera historia del comandante Jiménez

Días de lluvia...

1.
Llueve. No para de llover desde hace cuatro días. Lluvia visible apenas, pero que termina empapando la ropa con una cuadra de recorrido. A media tarde un respiro no mayor de un par de horas. El sol volvió a iluminar la tarde con sus rayos. En definitiva soy un ser de luz y sol. La alegría retornó durante esos pocos minutos. Este clima londinense me deprime. Y pensar que en Londres me tocaron días soleados. Sólo una tarde cayó una ligera lluvia, increíblemente a pleno sol. Mi último día en París también llovía. Comenzaba la primavera, pero esa tarde, con la mochila en la espalda, arrastrando el equipaje y con los lentes empañados lo que mas deseaba era descender al metro para tomar el tren rumbo al aeropuerto. Todo el tiempo me repetía: “toma notas, toma notas”. Pero escribí tan poco…

2.
Las palabras. Debería estar acostumbrado, pero aún me sorprendo, cuando algo de lo que escribo provoca reacciones, tanto en mis amigos como en lectores que no conozco. Somos tan susceptibles cuando alguien habla de nosotros. Si nos elogian nuestro ego crece, si creemos que nos maltratan sentimos el fuego del odio circular por nuestras venas. Las palabras. Discretas, silenciosas, pareciera que en este mundo tan fugaz nadie las toma en cuenta, y sin embargo…

3.
Depeche Mode. Black Celebration. Eso, estimados lectores, es arte, lo comprendan o no…

4.
He pensado tantas cosas que no caben en el blog. Escribí una breve reseña de Reducido a polvo el libro con el que Luis Vicente de Aguinaga ganó el premio Aguascalientes este año. Me la pidió Ricardo Solís para una revista de Sonora, en cuya capital recién terminó un encuentro de escritores. “Ha estado pésimo” me contaba el buen Ricardo. Mucho relajo, embriaguez, promiscuidad, como en todo encuentro literario, y la literatura, bien gracias, para mejor ocasión. Es divertido ir a los encuentros, como no, son como vacaciones, quien diga que va con fines de otra cosa miente…

5.
Amo la épica griega. Ignoro las razones. Hay un imán… los poemas más recientes lo reflejan (no los Mapas Interiores, otros más nuevos que prometo subir más adelante.)

6.
En el suplemento "La cultura en Occidente" de el periódico El Occidental, José Israel Carranza, entrevistado por Pedro Valderrama hace ya varios meses, responde de la siguiente manera cuando le preguntan los objetivos que perseguía El Zahir (revista de literatura nacida en 1992 y cuyo último número, el 22, se editó en diciembre de 1998): Darle voz a un grupo e invitar a más amigos. [A publicar] Ninguna revista se propone otra cosa, y si arguye cualquier suerte de nobles intenciones (promover la literatura joven, estimular el diálogo, participar propositivamente en la dinámica cultural de la comunidad, abrir ventanas a ciertos valores políticos, morales, éticos o cualquier otra cosa), está simulando". Me parece una afirmación demasiado tajante. Si en su momento El Zahir fue una revista de grupo que no dio voz a nadie más, excepto a aquellos autores con quiénes se tenía afinidad (lo cuál cada revista esta en su derecho de hacer, salvo que se haga con fondos del erario público), no por ello se puede hacer tabula rasa y decir que en las demás revistas sucede igual. Hablo como editor de una revista literaria que por supuesto da voz a los amigos, pero también se ha caracterizado por ser un lugar lo más plural posible en el que han publicado la mayoría de los autores de la localidad sin importar su procedencia (y los que no están es porque no han enviado texto). La literatura escrita por nuevos y jóvenes autores tiene también cabida en esas páginas... quien lo dude puede buscar cualquiera de los 16 número de la revista...

7.
Afuera llueve. La humedad da frío. Llueve y llueve y llueve…

8.
A ti que estas de vacaciones: te extraño con una extrañeza tan grande en cantidad como partículas de polvo cósmico…

9.
Y el universo no deja de expandirse…

domingo, junio 06, 2004

Es correcto...

Llueve. Se escucha el caer del agua en las ramas de los árboles cercanos. A veces me pregunto que estarán haciendo mis vecinas en estos instantes. ¿Estarán viendo la tele, leyendo algún libro interesante, escuchando música?. De seguro cualquier cosa menos estar sentadas frente al monitor de una computadora.

Lunes
No recuerdo que sucedió el lunes. Creo que fue un día en el que...

Martes
La exposición del colectivo Holgasmica en la estética de Vero Pelos (Vero Saínz) en Polanco. Recuerdo que le llamé a Laura para preguntarle si asistiría. Desde que Lu abandono Guadalajara las noches de juerga no son lo que solían ser. Laura, indecisa para variar. Después me llamó para decirme que su auto estaba en el taller de la agencia y que si la llevaba a la expo. Acepté. Quince días antes había estado con Vero y algunos amigos en ese mismo lugar para la misma exposición sólo que se había cancelado. Ahora lucía diferente. Gente afuera de la estética, adentro las cámaras de canal 8 del cable, y las fotografías colgadas en las paredes. Me gustaron más estas fotos que las que vi en noviembre en Pátzcuaro. Quizá porque eran menos, quizá por el formato, más grande en esta ocasión. Me gustó mucho una de fondo rojo y un medidor de luz en negro, otra color verde con un gallito, y otra de la cajuela de un taxi donde se observa el dibujo, mejor dicho el típico trazo de las torres de catedral. Esto no quiere decir que las demás no me gustaron. Creo que fue una buena exposición, aunque el lugar por supuesto, era bastante extraño. Varias botellas de tinto, y cuando digo varias me refiero a más de diez, esperaban en la cocina, un Concha y toro blanco también, le preparé un par de tragos a Vero que no se cansaba de contar la histoira de la borrachera de quince días antes, cuando se suspendió la expo. Sí, había música, me gustaba. También Tequila. El alcohol invadía mi sangre. Recuerdo que le pedí a Vero que me presentara a su hermana. Muy guapa por cierto. Adriana, creo, se llama. ¿A qué hora nos retiramos? no lo sé. Lo que sí se es que no pude quitar la alarma, y era un ruidajo, y entonces comprendí que no podría manejar, no recuerdo si avancé algunos metros o no, al final le pedí a Laura que manejara, en el auto viajaba también Ricardo Cerqueda y Fanny. Borrón y cuenta nueva. Me cuenta Laura que primero llevó a su casa a Ricardo y a Fanny. Yo sólo recuerdo que por gracia divina abrí la puerta de los depas y llegué a casa. Laura se llevó mi auto...

Miércoles
Amanecí crudo. Entre sueños recordaba que la noche anterior había llegado a vomitar al baño. Lo negué. Pero una vista rápida a la taza me saco de toda duda. Me la pasé en casa la mayor parte del día. Una breve escapada para llevar los negativos de las invitaciones a la imprenta. Hablé con Carlos Vicente Castro para confirmar la cita. Vendría a casa a las 7 de la noche. Vinieron a cobrar la renta pero no había sacado dinero del banco así que le dije al buen casero que pasaría por la tarde a pagarle. ¿Comí? No recuerdo. Por la tarde volvió a llover. La señora del aseo no vino y el depa es un desastre. Yo sin auto. Finalmente a las siete llegó Laura llamá por teléfono para avisarme que esta afuera de mi casa. Cuelgo y vuelve a sonar el teléfono, pienso que es Laura, pero no es Carlos Vicente que me avisa que esta afuera de los depas pero no recuerda el número del mío. Yo había olvidado que vendría. Bajo las escaleras a toda carrera. Abro la puerta y le digo a Carlos que no hay tiempo que perder, que suba al auto, Carlos pone cara de no entender nada pero se sube, Laura se recorré y quedo al volante. La lluvia arrecía. Dejaremos a Laura en la agencia Renault de Américas, su auto ya está listo. En cuanto se baja le explico todo a Carlos quien amable accede a acompañarme al banco a sacar el dinero y después a pagar mi renta. No le quedaba de otra. Lo que me agrada de Carlos es la tranquilidad con que habla. Me recuerda a algún filosofo oriental. A Algún maestro Zen. Es una de las personas jóvenes más sabías que conozco. Me presume que ya esta su libro de ensayos casi listo para imprimirse en la editorial que dirige León Plascencia Ñol, me dice que por el momento su libro titulado El hueco quiere probarlo en otras editoriales y no publicarlo en "Los cuadernos de Bartleby". Yo respeto su decisión. Me propone, sin embargo, publicar una obra de Alfredo R. Plascencia con un estudi de él a lo que accedo. Al final lo llevo a su casa y pienso que ha sido un buen día.

Jueves
Día de muchas visitas. En la mañana nos vemos Jazmín y yo para arreglar la presentación que llevaremos al CECA para pedir un apoyo para La Voz de la Esfinge. En las oficinas nos encontramos a las tragaluzas Karla Sandomingo e Ivabelle Arroyo. Juro que no las vi cuando llegamos. Pero Jazmín me dice que la dejaron con el saludo en la mano y pasaron de largo. No lo dudo. O bien a lo mejor realmente no nos vieron. O bien ahora dirán que fuimos nosotros los que fingimos demencia. Pasamos por las invitaciones que estaban listas y le entregué algunas. vino Ana Claudia quién se llevó invitaciones y Mauricio Ramírez que me trajo unpar de trabajos, los cuales agradezco porque mi situación monetaria es lamentable gracias al viejo caso de una famosa antología de poesía... Por la noche hay presentación de libros de Mantis en el FCE, al final me quedo trabajando y ya no voy. Quiero platicar con Omar Rojas, traemos entre manos la edición de un libro de poesía sueca.

Viernes
Día extraño. Los negativos del libro de Neri ya están listos. Compró el papel en Lumen porque en Gyfer no hay, o lo esconden, y sorprendentemente sale más barato. Los precios van a la alza. Es la segunda vez en menos de quince días. Voy hasta Tonalá porque se imprimirá en Tips Gráficos con Javier Angiano. A las doce, a la premiere de Harry Potter, desgraciadamente doblada al español pero ningún otro horario se acomodaba. Como fue en plaza Pabellón, el infaltable Chocochino de Arnoldi a la salida, el cuál por desgracia no venden ni en plaza del sol ni en Galerías. Por la tarde sigo trabajando pero sin notar un gran avance. Tuve que encargar un toner. Eso retrasa la impresión. Omar Rojas me escribe para decirme que podemos vernos después de las nueve. Le respondo que se me complica. A las 6 de la tarde llego al Rojo Café, que no me agrada, para platicar con Rafael Medina sobre el libro que me entrego para Los cuadernos..., después llega Ulises Zarazua y otro chavo, se reunen a tallerear sus textos y a intercambiar chismes del mundillo literario. Tal vez comience a llevar mis cuentos. A las 8:30 el grupo se separa, yo voy al fondo donde también hay presentación de Mantis. Gabriel Martín y Mario Heredia. Ulises también pero va en bicicleta así que llegamos cada quien por su lado. El auditorio de la Jose Luisa está a reventar. En la mesa los autores, Rogelio Guedea, presentador, corresponsal de La Voz en Colima y recientemente ganado del premio de poesía Amado Nervo de Nayarit. así como Manuel Cadavieco el responsable de publicaciones de la Secretaría de Cultura, que esta ahi porque este par de libros son co-ediciones de la secretaría con Mantis. Me siento junto a Claudia Barreda, que trabaja en Mantis. Comentamos que la presentación de Rogelio es demasiado crítica. Gabriel Martín eligió Pinturas de Carlos Maldonado para su libro. Lo presume en público. Al final aprovecho para repartir algunas invitaciones. Y Gabriel dice que la fiesta será en el "Sal si puedes", Carlos me comenta que a ese lugar llegarán Ray y Adrian. Despues de un par de vasos de vino nos encaminamos al "Sal si puedes", bar que por cierto administra Gabriel Martín, en el centro de la ciudad y que tiene un fuente en el patio interior realmente agradable. Llegamos y no hay ningún invitado. Nos ofrecen cervezas. Prefiero refresco: debo manejar. Ray llega pero de Adrian ni sus luces. Como tampoco llegan los demás invitados decidimos ir al Red Room. Pero volveremos... En el Red Room saludo a los Aves a veces, a Juan, Moy y Aldo, con ellos estaba el Muerto, músico de Rada Id. Pedimos cerveza de barril, en verdad buena, creo que tocaban a DJ Shadow, pero no podría asegurarlo, imagenes de paisajes, después de edificios siendo demolidos, después de cientos de autos circulando por freeways, después... en la pantalla. Laura y un par de amigas llegaron. Laura me tapó los lentes con sus manos, pero su aroma es inconfundible. Sin embargo, nos aburrimos en el RedRoom y regresamos al Sal si puedes. Nunca llegaron la multitud de invitados. En una mesa, junto a la fuente Gabriel, Julián un amigo vasco y la esposa de este. Con nosotros Iván amigo de Carlos y Ray y conocido mio de la escuela de diseño y otro chavo y su pareja que no conocía. Del Sal si puedes escapamos a las 4:30 de la mañana. Fue una platica relajada entre tequila y cervezas. Gabriel quería hablar de París, del viaje a París, de la cena en Chez Eugene, y que, como la leyenda comienza a decir, después de París yo soy otro. No lo creo, pero hasta la mamá de mi ex-novia lo cree...

Sábado
Afuera del Sal si puedes, entre platica y risas que retumbaban con eco en la solitaria Contreras Medellín a esas horas de la madrugada. Una señora mal encarada se asoma a un balcón y nos grita que callemos que dejemos dormir. Hacemos caso y el grupito se disuelve. Llevo a Ray, Carlos e Iván al edifico sede de El Cuadrilatero. Llego a casa a dormir. No recuerdo a qué hora despierto. Busco a Lu, al comandante Jiménez a Lili. Carlos me ha invitado a Tequila, a la inauguración de un museo al cual donaron obra varios pintores. Habrá bebida y comida gratis. Perfecto. El comandante dice que no pueden ir. No esta vez. Lu me platica que esta a punto de inicar un tour para comprar algunos muebles para su nueva residencia en Ocotlán. Le digo del viaje le dice que le late. Nada en firme. La inauguración es a las 3 pero le digo que quedé de verme con la flota a la 1:15 para esa hora irnos tentativamente. Dice que igual y se anima a lanzarse en su auto. Lo dudo. Después recibo llamada del Comandante para decirme que siempre sí. Le digo que en el Cuadrilatero a la 1:15. Cuando llego están más de los que caben en el auto: Ray, Iván, Carlos, Joao , Francisco y claro Jiménez y Lili. La situación es extraña. Silencio. Iván no nos acompaña. Al final nos vamos en dos autos, Jiménez y Lili conmigo los demás en el auto de Francisco. El día nublado. Algo de lluvia por la carretera. La Cofradía es el nombre del lugar. Es grande y en medio de un pequeño bosque. Los agaves a nuestro alrededor. Y efectivamente hay comida y bebida gratis. Pero a las 6:30 tengo que partir. Mi primo se casa a las 7 y no habrá fiesta. Veo que el jolgorio va para largo y que hasta castillo habrá, hago de tripas corazón y me retiro. Me acompañan el Comandante y Lili. Los dejo en Chapultepec. Llego justo a mitad de la misa. El tiempo transcurre. Mi preocupación el partido de las Chivas. Tic-Tac. Tic-Tac. Abrazos. Felicitaciones. Plático con el hermano de mi primo casado. Le comentó del Día de la música que organiza la Alianza Francesa y el Ayuntamiento de Guadalajara. el toca en Diablito Maracas y le prometo darle el contacto de Gabriel Martín para que haga su lucha de intentar colarse entre las bandas participantes. Al final no se hace nada. No hay reunión, ni fiesta, ni brindis. El primer tiempo termina 0-0. Hay tensión en el ambiente. Acompaño a dos de mis tías por sus vestidos que dejaron en casa del papá de mi primo. Después debo regresarlas a su casa que esta a una cuadra de mi depa. Casi no puedo escuchar el partido, no les gusta el futbol. Penal a favor del Guadalajara... 1-0. Emoción. Ya es nuestra la semifinal. Semáforos adelante. Cuadras adelante. Por festejar antes de tiempo penal a favor del Toluca. El estómago se contrae. Y Osvaldo detiene el penal. Ahh ahora si. Dos minutos después el 2-0. Qué tiene el futbol que apasiona a tantos pero a su vez es indiferente para tantos otros. Busco mi bandera. Sí tengo una bandera. Héctor se la llevó al estadio. Lili me escribe para decir que vienen a mi casa para ir al RedRoom donde tocan los Aves a veces. Los espero. Llegan. Tratamos de localizar a Lu, negativo. Partimos. Por Vallarta pasan los autos con las banderas del Guadalajara al aire y con las bocinas sonando una tras otra. La alegría se me contagía. Quiero circular por Vallarta, Jimenez me anenaza. Le suplico que me deje. Que estoy contento. Su pistola en la sien me convencé de que lo mejor es llevarlo al RedRoom. Y los dejo a media cuadra. Si el ambiente esta bueno te avisamos. Estoy de acuerdo. Y tomó Juárez, después Vallarta para mezclarme entre todos esos autos. entre toda esa gente. Que si este equipo logra coronarse (algo en verdad complicado) dentro de una semana esto no será nada en comparación del rio de autos y gente que andará por estas calles. Sigo por Vallarta hasta los arcos. La calle cerrada. Se ve mucha gente en la MInerva. Yo ya no quiero regresar al RedRoom. Llego a casa y me acuesto. Caigo vencido por el sueño. No se a que hora recibo un menaje del comandante. El ambiente no esta chido. A las dos de la mañana me habla Ray para saber donde hay fiesta, ellos apenas vienen de Tequila. Le digo que no tengo fiesta. Duermo.

Domingo
Despierto. Debo escribir. Pero no puedo y no quiero. Prometí a tía compañarla al mercado pero no quiero. Me quedo viendo el partido Cruz Azul-Pumas. Quiero que ganen los azules para que la final final sea en Guadalajara. No. Me llama mi tía y me reclama. Al final termina invitandome a Comer. Regreso a casa. Estoy aburrido, aburrido, aburrido. Ninguna de mis amigas disponible. Tampoco mis amigos. Sigo trabajando. Y aburrido. Sunday Boring Sunday. Leo los blogs de otros. Es una red enorme ya. A dónde nos dirigimos. Quiénes son los lectores. ¿Sirve de algo todo esto...?

Mapas Interiores IX

IX

IX

para enamorarme no necesito tu consentimiento
dame, dame un solo beso que dure más que una mentira

Babasónicos

Tú, siempre tú. delante de un falso telón. de una tela de araña mentirosa. dos noches has bajado a este cuarto miserable.
el durmiente ha dejado la desnudez del lecho para abrazar tus temores. tus manos y pies fueron encadenados. a la distancia,
el uluar de una sirena de barco, anuncia la partida de los ángeles que bajo la ventana cantaban sobre una playa de Rio de
Janeiro.

Tú, siempre tú. con esa cara de inocencia. de hermana. lo cierto es que tu sonrisa esconde un par de colmillos y una lengua egoísta, y que una noche mordiste mi brazo y el veneno adormeció el espíritu. quedé ciego desde entonces. y te proclamaste mi guía, mi barquero. al final me abandonaste. aunque nada se abandona totalmente. sé que estamos unidos por las confusas circunstancias. y así, desnudo en esta cama cubierta de cenizas de un fuego extinto, clamo por tus brazos, por tus muslos amplios y tu cadera estrecha, y con mi sangre dibujo en la pared el contorno de tu vulva. y un último recuerdo me lleva a la visión de una flecha de plata que se aleja por la avenida, a un hombre que busca esconderse de la noche bajo las raíces de un frondoso árbol.

Tú, siempre tú. conduciendo por la ruta hasta los momentos más ignotos. a las calles más densamente perdidas de una ciudad perdida en el laberinto de tus venas. pasaje de no retorno. luego tus ojos. tu boca clausurada después de aquel beso. condenado. una invisible tela de araña. red. trampa. me quede mirando el viaje de tus movimientos. tras de ti un aura luminosa. la cauda de un cometa de feromonas. los recuerdos. la piel húmeda.
tú, siempre tú. la de nadie. viene y me desnuda en este lecho. y la saliva de su boca gotea sobre mi lengua. el camino donde mi mano recibe el aguijón del alacrán ardiente. donde tu pecho se agita. y unos pezones invisibles alimentan el mar más callado. mi muerte.

Tú, siempre tú. la hechicera. la diosa. Judit con la espada de Holofernes. la de ojos de gorgona. la que me convierte en estatua. soy mármol. tus manos alguna vez me transformaron. tus lágrimas me dieron vida. en mi brazo tengo la marca de los fieles. el 666 de tu lascivia. en el corazón un altar negro
y en la tela de araña
se agita mi cuerpo
mientras tú tan sólo me cubres
con tus venas
de goma líquida, opio,
para verme morir
     lentamente
     lentamente
     lentamente

Mapas Interiores VIII

VIII
VIII

que tú ves que yo veo sólo una grande negrura, la misma
negrura que yo veía que veías

Eros Alesi

Ella es la coartada de tu llanto
el templo de tu cuerpo asustadizo, frágil
y otro cuerpo que te abraza
que aprieta tu rostro contra el pecho
y atrás la confusión.
Vi que apartó los brazos en busca de una campana
marcar la hora de la prisa
y después escapar a las calles sin destino.
El llanto era coartada.
Salir de casa
los autos células vivas de una sangre oleosa
petroquímica.
Busqué tu rostro en cada rostro
que venía a mi encuentro
cada uno viejo y repetido
iguales y uniformes
Atravesé las calles y era invisible
nadie miraba
las sombras de la ciudad
me atravesaban inclementes.
En lo alto de una torre un vigía
se relame los labios saboreando (anticipadamente)
mi sangre.
El primer emisario fue un cuervo
sus negras alas cubrieron
el sol privado de un candil de mil candelas
Primera llamada
Me encajaste con más fuerza en el corazón la ciudad
en las calles el poniente y el norte, oriente y sur
y un viento frío escapa de las bocas de tormenta
y un nauseabundo olor corona
las copas de los árboles
y en incesante cacareo
una orquesta de automóviles histéricos
fulmina los oídos con su canto agudo y doloroso.
Llegué junto a tu puerta
naúfrago
robinson amnésico
las venas palpitando en los brazos
corolario, coda
los estigmas de mi fe en la frente y en las manos
Tras la puerta el eco de una televisión encendida
por la escalera
los gritos de un niña que conduce a la madre al matadero
me escondo de su trote en el quicio de la puerta
un leve temblor en el piso y las paredes
ha pasado el camión
y se lleva a la niña con su madre
en mi talón la flecha sigue encajada
he dejado gotas de sangre en cada escalón del edificio
tú del otro lado
tal vez desnuda, mirándote al espejo.
Fui cobarde
di marcha atrás y preferí perderme
Afuera
los rostros siguen iguales
y busco el tuyo
Señor todopoderoso, creador de tierra y cielo a imagen y semejanza:
esta es la ciudad
Segunda llamada segunda llamada
En la torre el vigía observa atento y divertido
un segundo emisario
buitre de mirada torva y alas extendidas,
su respiración el motor a chorro
de un B 52
planea sobre mí, a las 12 en punto arroja
las garras afiladas y brillantes
—señor ten piedad
—señor ten piedad
Ninguna campana se escucha en el horizonte
¿Dónde estás Viel Temperley? ¿Dónde estás?
La sombra del buitre se desvanece
como el velo de los rostros
tras el velo otro velo
La ciudad es la puerta de tu casa
Cierras los brazos
Tu cuerpo sigue abrazado a ese cuerpo
y baila
Miro voyeur
soy el vigía de tus movimientos
la torre mis ojos, mi boca
las almenas de donde brotan furiosas
las palabras, ejército
pongo sitio a tu alma, al cuerpo
hasta conseguir su rendición
(hasta la victoria
siempre)

Tercera llamada
Telón de oscuridad.
En la torre verdadera el vigía
enfurecido abre su boca
la última bestia se desliza
el mar negro del cielo
y es la noche
un dragón de tres cabezas
sus alas nubes de tormenta
agua envenenada anega la ciudad
mierda escurre de los árboles
y cae por las sedientas bocas de tormenta
nauseabundo río
vomito las entrañas
Abro los ojos:
mi cuerpo se desliza hacia un horno de llamas crepitantes
a mi lado todos lloran
Abro los ojos:
el dragón abre sus fauces pavorosas
fuego
me consumo en ese fuego
eres fuego soy
mi cuerpo, nunca fénix, se consume
cenizas sólo quedan
alguien las arroja al río
que las arrastra calle abajo
se escucha un erupto entre las sombras
No hay resurrección
No hay resurrección